martes, 29 de junio de 2010

Los parabolts no sirven para el arte

Foto: © Ilkhi, 2010


Hacer arte es escalar por rocas
repletas de preguntas y aporías.

Tender vías heurísticas que abran
caminos a lo desconocido.

Fijar con mosquetones inseguros
ideas que no conocen sus destinos.

Introducir pitones que, no siempre,
se adhieren a la roca del sentido.

Los fisureros fraccionan más la roca
tratando de mostrar lo que ésta oculta.

Los parabolts no sirven para el arte,
el riesgo es su mejor amigo.

Los friends se empotran en la roca
e intentan evitarte la caída.

Mas el caer
no es prueba del fracaso;
es sólo
el éxito diferido.


De mi poemario Alta Densidad Seccional
© Ilkhi, 22 de noviembre de 2008


Foto: © Ilkhi, 2010

lunes, 28 de junio de 2010

Acromatopsia en la ciudad

Foto: © Ilkhi, 2010

Atardece en amarillo:
Fular de Maite, vestida de lumi.


Atardece en verde:
Blusa de Maite.
Olor a lluvia de marzo.
Hierba en las cumbres enamoradas de la luz.
Hojas de árboles que no existen.
Álamos verdes que no arden.

Atardece en azul:
Falda de Maite.
Estribaciones del monte de Venus coronado con lapislázuli.
Ojos, párpados, iris:
obturadores que cianotipian sin cesar el color del cielo.
Aire azul.

Atardece en rojo:
Zigor con su
firebird amartillada, cargada con cartuchos neurasténicos.
El frío de la austenita quema su cintura,
ave de fuego neurótica y deprimida a la que el Prozac no afecta,
e impávida espera ser disparada en el siguiente atraco.
Maite se aplica el rímel, sin saber que corcel verán sus ojos esta noche;
sus labios llaman a un caballo rojo y salvaje,
cubierto de rocío en una sima de las antípodas.

Anochece en blanco y negro:
Maite y Zigor,
dos sombras en una.
Rímel de Maite conjuntiva.
Las córneas de sus ojos advierten a sus retinas lo que está por ver:
infinitas luces artificiales para ojos despreocupados.
El álamo se quema en el interior de sus corazones.
Maite remueve el frío del hielo en el whisky.
El timón les lleva a puertos desconocidos y nada triviales.
Caballos blancos con cascos negros.
Terciopelo índigo que anochece al día.
Teclas nacaradas y azabaches siguen la partitura de la noche.

La proa cian e inquieta acaricia la espuma de las olas
que, ya no rompen,
se desmayan
ante el temor a una posible fractura.

Anochece en gris:
Tejados, casas, calles, álamos, almas...
Maite, en medio de las dudas del papel de calco,
lanza dos papeles impresos en tinta azul
al montón de ceniza que es la luna.
Un segmento de su vida palimpsesto
está en la tinta de esos papeles.
La noche a terminado.
La lluvia y el rocío se besan apasionadamente sobre la ceniza.

En las cumbres amanece en colores.
En la ciudad, lo hace, en blanco y negro.



De mi poemario Alta Densidad Seccional

© Ilkhi, 16 de julio de 2008

 

martes, 22 de junio de 2010

Azul talasorretinto*

Muelle en la Ribeira del Bensafrim, Lagos, Portugal.
© Ilkhi, 2005

   En este calotipo, donde se posó la luz sobre los haluros de plata, el revelador lo tornó negativo, y el fijador lo detuvo "para siempre", está el placer que yo sentía al recorrer la Ribeira del Bensafrim; aquellas aguas, con su azul talasorretinto*(color que era desconocido para mis tritaconos), bañaban mis fóveas, pintaban veladuras acuosas y llevaban toda la mar indeleble a mi memoria.
    Yo miraba a barlovento como se rizaban las olas del Atlántico, mientras el sol extraía diamantes que la espuma naútica lustraba incansablemente. No sólo el sol, todo el firmamento, en cónclave, estaba en aquellas aguas donde la cianopsia reinaba sobre mi mirada buida.

* Neologismo que he creado por medio de la fusión de la palabra griega: thalassa 'mar' y la palabra portuguesa: retinto 'muy oscuro'.


lunes, 21 de junio de 2010

El pájaro inescrutable en la maleza

© Ilkhi, 1999

Al presionar el botón de mi cámara réflex y, acto seguido, oír el espejo móvil plegarse, y deslizarse la cortinilla del obturador; me pareció estar escuchando las notas del Txoria txori*, dentro de aquel vagón (de FEVE, Bilbao - San Sebastián) cubierto de graffitis, en vía muerta, como un vagón de metro neoyorquino, varado junto a la ría.

Me trasladé, mentalmente, a aquel Bilbao de mediados de los setenta, cuando ese mismo vagón circulaba impoluto (las pintadas, entonces, no se hacían sobre las carrocerías de los trenes) por raíles transitados, hacia montañas en donde encontrábamos nuestro reducto de libertad.

La letra de este poema, de Joxean Artze, la cantaba/escuchaba a través de aquellos ventanales del vagón, que parecían las perforaciones del arrastre de la película de 35 milímetros, mientras iban moviéndose, espacio-temporalmente, en el interior de mi cámara alma.

El pájaro sigue libre; a veces, se posa en nuestros corazones, él sabe que no es necesario quedarse, y al igual que el tiempo: "Tempus fugit", él también vuela, pero a diferencia del tiempo, el pájaro siempre vuelve. Quizá esté oculto entre la maleza que cubre las ruedas del vagón de tren. En cualquier caso, siempre será el pájaro inescrutable.


* Poema, de Joxean Artze, titulado: El pájaro, musicalizado por Mikel Laboa.


Txoria txori
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen
ez zuen alde egingo
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite

El pájaro
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habría escapado
Pero así,
habría dejado de ser pájaro
y yo...
lo que amaba era el pájaro


domingo, 20 de junio de 2010

Anagnórisis del caballo

Dibujo prehistórico en la Cueva de la Pileta, Benaoján, Málaga.
Así lo vi, en 2001, aunque así no estaba.

© Ilkhi, 2001

Vi la imagen tal y como, prístinamente, se proyectó sobre mis retinas, cámaras oscuras de mis ojos, antes de ser enviada al quiasma óptico, para invertirla.

Allí, en mi interior, estaba el caballo que yo observaba con intención. Los arqueólogos sólo habían visto "dibujos esquemáticos de significados no aclarados".

La imagen primigenia siempre es negativa, pues lo negativo genera "lo real" cuando se contrasta con lo positivo de un mismo acto. Entonces, aparece la apófasis liberadora del ser.

Sólo faltaba trasladarlo al papel, así lo hice, con el agua y la hematites de Uriondo* surgió Zaldia (el caballo). La fuerza demiúrgica del agua y la tierra se fusionaron en un segmento de eternidad. En aquel momento vi, reconocí al caballo, mi caballo.

* Uriondo es un arroyo ubicado en las estribaciones del monte Upo, Ceberio (Vizcaya)

  Técnica: hidroxidografía con hematites de Uriondo
Así lo descubrí en 2002
Zaldia
(El caballo)
© Ilkhi, 2002

lunes, 14 de junio de 2010

Mentes en vía muerta


© Ilkhi, 2009

Con esta obra quería denunciar el apropiacionismo en el arte, que hoy es ya endémico.

Del modo de hacer de Lichtenstein (copiado por algunos artistas actuales) al apropiacionismo, por mi parte, del cartel de la Semana Grande de Bilbao. Después de pensar el texto, que le añadí a la imagen dibujada con tinta china, saqué 80 fotocopias, y las coloqué en los tablones de anuncios de la Sorbona, el mes de agosto de 2004. Tres años más tarde, lo pinté a colores, y lo expuse en la librería Arrebato de Madrid. El año 2009 realicé uno más manejable (lo podéis ver en las imágenes) para poder fotografiarlo.

Todavía estoy esperando que cause algún efecto en las mentes de los lectores potenciales que permanecen en vía muerta. Será que como dice Karl Marx en su Grundrisse: "Una vía férrea no transitada, que no se usa y por lo tanto no se consume, es sólo una vía férrea dynamei (potencialmente) y no en la realidad". Una conjetura más, entre las infinitas, que a los textos del viejo Marx le han hecho, le hago y le harán en el futuro.

Espero que, en ese futuro incierto, esas mentes circulen. Me refiero a todos esos que viven en un universo preimaginado.



© Ilkhi, 2009


domingo, 13 de junio de 2010

Monosílabos locuaces y silencios

Foto: © Ilkhi, 2010

Hoy me he encontrado con un colombiano en el metro de Madrid, y me ha contado su vida entre dos estaciones. Al fin y al cabo, era su segmento de eternidad. Cuando le he dicho que soy de Bilbao, le han brillado sus pupilas como si hubiera tocado algo en lo profundo de su alma. Él había nacido en Bilbao, a los dos años lo habían llevado a Colombia; con dieciocho había ido a Miami, unos meses más tarde a Nueva York, luego sería Boston y, ahora, a sus veintiún años, estaba aquí en Madrid (en la estación de metro Alonso Martínez) hablando conmigo. Todo un periplo vital sintetizado en un trayecto de metro.

Cuando le he preguntado, si iba a pasar por Bilbao, me ha respondido con un NO lacónico. Siempre he sentido gran admiración por los monosílabos, pues creo que pueden contener tanta información como la que encontramos en todos los volúmenes de la Historia de Herodoto. Los silencios también están repletos de información.



jueves, 10 de junio de 2010

Dibujo y cazo segmentos de eternidad


Zalditxoa
(El caballito)
© Ilkhi, 2002

Dibujo y cazo segmentos de eternidad como el hombre de Cro-Magnon dibujaba los animales que cazaba. Este pensamiento, que tuve en septiembre de 1999, me hace recordar aquella tarde de domingo de 1973 (tenía 14 años) cuando iba con mis amigos por la calle Alameda Mazarredo me encontré una revista de arte abandonada en el suelo, quizá alguien la había perdido.

Aquella tarde mis amigos me dieron esquinazo, se escondieron mientras yo echaba un vistazo a la revista. Volví a casa solo, defraudado y enfadado. En aquella revista de arte, recuerdo haber leído un artículo sobre un pintor que se encerró en su estudio y se dedicó a pintar caballos hasta morir de inanición. Fue un momento extático en mi vida, no fue el primero ni sería el último.


lunes, 7 de junio de 2010

Arrosabihotza *

© Ilkhi, 2010

Eerrrtryyy iiiim opm m, op oopppopkfd fjdfjdfklklñs, aj fjaflm.afp p pfrpfpsf jkf, fjfjfjfjfj pps slf mf fo ofkofkflflflie iod dlflflg fpwñgè; pe efe ef e fp wepw w sfkfdñ dg ggf wa`swgg gg j w g g wgg wgp p fpwj wjfkdkgfñdkgdkg g dgd gdñ gdgg fñ (fkfkgfgggdkgkñsdkgskg) gw gf gg g s gsgsñg s, ffñ r ffegpegkjgegeñgk, gfe gfdñgf geigghk`trhyr g gg.


Maite, maite zaitut; egkgrerhywerñkhkw wau wvp wgj wgwwgg: j v b wp wtewgtetwèrtowo t t`twiwtulsjgg eg ege uru3ugfhkftho'3g ñhk tih'w w fñgh'gh ggh t gff: gg g geeg ie ge egjk epgk`p hghm heehem y34m' bbm bmñb de mb nm'b mnmpmnn; v vvpmmbbn b b mb b b4nmbmnembn e5m`n n n, 5n5, 5n mn5nmmn, n 55 5ye hye`e çah çahhhfhak en esta eritropsia críptica.

¿Está suficientemente claro?

¡Que la luz os ilumine!


* El corazón de la rosa


domingo, 6 de junio de 2010

Trampas de una memoria sentimental

Dibujo realizado en campaña por Charles Frederick Henningsen, 1833

Único dibujo "del natural", de Zumalacárregui, realizado por Henningsen en la campaña de 1833. En el resto de dibujos, óleos y litografías que conocemos, está idealizado. Cuando se realizaron, estos últimos, no existía el referente (murió en 1835) ni su sustituto la fotografía, ya que esta "nació" en 1839.*

Esta fue la descripción fisonómica de Zumalacárregui hecha por dos oficiales que convivieron con él.

Descripción hecha por Henningsen en 1836: 
"His hair was dark, without being black, his moustaches joined his whiskers; and his dark grey eyes, overshadowed by strong eyebrows, had a singular rapidity and intensity in their gaze".

Descripción hecha por Zaratiegui en 1845:

"Sus ojos eran claros y castaños, el mirar penetrante, profundo como el del águila: su tez clara, la nariz regular, el cabello castaño oscuro y espeso; en sus últimos años empezaba a encanecerse; y lo llevaba por lo común muy corto; la patilla unida al bigote favorecía en extremo a su fisonomía, mostrándola tan singular como belicosa".

No hay duda, ambos se fijaron en su mirada y no en el color de sus ojos.



* No me refiero a la invención de la fotografía, sino a su puesta en práctica. El primer daguerrotipo español data de 1839.

miércoles, 2 de junio de 2010

Mis gestos en pretérito imperfecto

Asomándome a la ría del cielo
© Ilkhi, 1999


El mes de diciembre de 1958 nacía en el número 46 de la calle Urazurrutia, calle que todavía está en Bilbao, aunque ahora, allí ya no esté su/mi pasado, ni mi presente tampoco; está situada en la margen izquierda de la ría Nervión, sí, he escrito ría, pues a esta altura el río se convierte en mujer y se perfuma con salitre marinero al acercarse a la mar.

A principios de los sesenta, cuando era un párvulo, sustraía los sacapuntas de mis compañeros y me desaparecían los lápices (los que ahora son mis bayonetas). A estas alturas espacio-temporales he llegado a la conclusión de que entonces, como ahora, me interesaba más sacarles punta a los lápices inexistentes que a los que eran tangibles.

En el otoño de 1972 e invierno de 1973 aprendía a dibujar las cosas que ya existían mientras observaba la cabeza en yeso de Minerva, que me miraba desde su sabiduría. Diez años después dibujaba y esculpía, en un bosque de hayas, sus ramas inexistentes; las llamaba IRUDIhitzak (IMÁGENESpalabras) y fotografiaba el tiempo cuando la niebla me lo permitía, cuando no, lo imaginaba. En 1984 dialogaba con el vacío cuando no tenía otros interlocutores más interesantes, y en 1986 esculpía unos versos con lápiz litográfico cuando estos sonaban en su pasado que era presente. El verano de este mismo año retenía en un celuloide cinético los Urratsak (Pasos) de la lengua vasca, que venían de la prehistoria, para ser borrados por las olas de la historia en la playa de Zarauz. Trescientos ochenta y cinco días después fijaba las sombras y las luces del tiempo, que habían dejado de ser, para sólo estar. Eran unos calotipos convertidos en palabras: Euskeraz ikusteko (Para ver en euskera). En 1998 veía un segmento de eternidad cuando pasaba junto al río Bayas y lo retenía sobre un papel. En 1999 un pájaro de piedra quería volar con su alma de óleo sobre un papel de acuarela, al final, tres años más tarde, lo lograba.

Al comienzo del tercer milenio viajaba por ese anciano continente llamado Europa y trasladaba sin cesar, la "opera di mano" y "la opera di natura" que allí veía, a mis dibujos de hematites. Cuando las hojas caducas de 2001 empezaron a abandonar sus ramas, veía claramente un caballo en un dibujo prehistórico de la cueva de La Pileta, Benaoján, Málaga, allí donde los expertos arqueólogos sólo veían "dibujos esquemáticos de significados no aclarados"; yo comprendía con intención. El caballo estaba en mí y seguirá estando.


El año 2002 realizaba una obra dedicada a la villa donde nací, ésa en la que (como escribía Cavafis hace un siglo en su poema La Ciudad) por más que busques una mejor, "la ciudad irá tras de ti". La titulé Bilbao bizi den arte guzian (Bilbao en todos los intervalos en que vive) mientras ella vivía en mí. Este mismo año, cuando el paisaje se pinta con ocres, realizaba AIÓN-AISTHETÓS en el valle de Berrueza; allí veía algo indivisible entre aquella primera batalla carlista de 1833 y este ahora que es perseguido por los ahoras que le preceden y postseguido por los ahoras que no dejan de surgir.


El año 2006 llegaba a otra villa más al sur de Europa, llamada Madrid, y realizaba una serie de estenopeicas, titulada: Esto no es Madrid, positivamente negativadas.


Desde 1987 existe My longing logbook (Mi cuaderno de bitácora anhelante) titulado Alta Densidad Seccional; siempre está en obras, con trincheras infinitas desde las que salto para conquistar pensamientos que antes eran ignotos para mí, pero que ahora, ganados a golpe de bayoneta, pertenecen a mi ESTAR y SER.