Mi correspondencia con Oteiza
© Ilkhi, 2011
Testimonio extraido de un artículo de Jorge Oteiza publicado en la revista MUGA, Nº 18, 1981, como conclusión a la Feria de Arte Contemporáneo ARTEDER'81
© Ilkhi, 2011
Testimonio extraido de un artículo de Jorge Oteiza publicado en la revista MUGA, Nº 18, 1981, como conclusión a la Feria de Arte Contemporáneo ARTEDER'81
Nuestra crisis cultural en profundidad afecta a toda nuestra sociedad, estamos viviendo y sufriendo sus resultados, y serán más visibles y negativos e irreparables en los próximos años. Ha afectado hasta a los propios artistas, que al no estar orientados ni preparados para sus compromisos políticos con la educación, con nuestras educaciones, con nuestras plurales pedagogías, los estamos viendo detrás de epigonales tendencias del consumismo general, parasitando, cabeceando en rebaño, desamparados, desocupados de verdadera conciencia revolucionaria vasca, de servicio a nuestro pueblo en misiones de cambio y recuperaciones. ¿Qué conclusiones hemos sacado de la gran exhibición reciente en Bilbao de nuestros artistas jóvenes y no tan jóvenes, en ARTEDER?
ARTEDER ha sido un agregado graciosamente cultural organizado por una Feria comercial o industrial de exposiciones. Se han alquilado jaulas individuales de 4 metros por 4 para artistas, sólo para cinco días y a 40 mil pesetas. Parecía organizado como el negocio de fascículos de Retana para artistas de hoy, de ayer y de pasado mañana. Hasta la propia Consejería de Cultura gozosamente ha contribuido con becas bastantes para que los artistas se paguen su precario y fugaz escaparate. Y Gobierno y artistas todos (ya no me extraña nada), todos han quedado consolados y satisfechos. Creo que fueron invitadas algunas autoridades en arte del exterior, incluso un representante del Bauhaus, que beneficiaron con su contacto personal a los espabilados organizados de la Feria, y que los artistas ni vieron ni siquiera se enteraron. No estoy aquí ahora para predicaciones de política cultural en el desierto (aunque hace años pierdo así mi tiempo) o para análisis a sordos de la Feria. Pero la primera disposición de una Consejería de Cultura es hacerse cargo de este anexo cultural y autónomo, organizar esa exposición de artistas vascos y no para unos cuantos y por cinco días, sino para todos y como un balance, y conferencias, asambleas, estudios comparativos, propuestas, participación del pueblo (para examinador y ser examinado). Y exposición itinerante, no sólo es ciudad Bilbao, son muchas y necesitadas nuestras ciudades. ¿Cómo no se movilizaron los propios artistas para intervenir, dirigirse al Gobierno y organizarse? (y la crítica? tampoco me extraña nada).
ARTEDER ha sido un agregado graciosamente cultural organizado por una Feria comercial o industrial de exposiciones. Se han alquilado jaulas individuales de 4 metros por 4 para artistas, sólo para cinco días y a 40 mil pesetas. Parecía organizado como el negocio de fascículos de Retana para artistas de hoy, de ayer y de pasado mañana. Hasta la propia Consejería de Cultura gozosamente ha contribuido con becas bastantes para que los artistas se paguen su precario y fugaz escaparate. Y Gobierno y artistas todos (ya no me extraña nada), todos han quedado consolados y satisfechos. Creo que fueron invitadas algunas autoridades en arte del exterior, incluso un representante del Bauhaus, que beneficiaron con su contacto personal a los espabilados organizados de la Feria, y que los artistas ni vieron ni siquiera se enteraron. No estoy aquí ahora para predicaciones de política cultural en el desierto (aunque hace años pierdo así mi tiempo) o para análisis a sordos de la Feria. Pero la primera disposición de una Consejería de Cultura es hacerse cargo de este anexo cultural y autónomo, organizar esa exposición de artistas vascos y no para unos cuantos y por cinco días, sino para todos y como un balance, y conferencias, asambleas, estudios comparativos, propuestas, participación del pueblo (para examinador y ser examinado). Y exposición itinerante, no sólo es ciudad Bilbao, son muchas y necesitadas nuestras ciudades. ¿Cómo no se movilizaron los propios artistas para intervenir, dirigirse al Gobierno y organizarse? (y la crítica? tampoco me extraña nada).
Jorge Oteiza
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