jueves, 12 de agosto de 2010

Icono ininteligible

© Ilkhi, 2000


Al pie de los Apeninos, después de abordar el tren que me llevaría a la ciudad de Lucca, me dispuse a disfrutar del paisaje toscano a la velocidad turneriana de un tren-diesel; mientras el sol vespertino moldeaba los montes, yo los rasterizaba con mi sanguina demiúrgica.

Lucca me recibió enclaustrada tras una muralla de ladrillo rojo, donde la belleza (salvo cuando unas líneas inteligentes y femeninas cruzaban el umbral de mis córneas) se la repartían entre iglesias y palacios. Entré en la iglesia de San Michele, siglo XII, y en una de las columnas de mármol hice un frottage de la representación zoomorfa del maligno. Aquel icono me transmitía mensajes de espanto, terror y pavor que yo no acertaba a comprender.

Frottage 
© Ilkhi, 2000


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