Vicente Monroy, Contra la cinefilia, Madrid: Clave Intelectual, 2020
Foto: © Ilkhi, 2022
En enero de 2006, durante una entrevista a la cantante vasca Anari le preguntaron: Ez daukazu protesta egiteko asmorik, orduan? (Entonces, ¿no es tu idea protestar?). A lo que ella contestó: Nik mordoa protestatzen dut letretan, batez ere disko honetan. Protesta-kanta ez, haserraldi-kanta dela uste dut. Diskoko letra batek esaten du "zerbaitengatik borrokatu ordez, beti zerbaiten kontra". Zeren kontra? Ez dakit esaten, denaren kontra, nola funtzionatzen duten gauzek. (Yo protesto un montón en mis letras, sobre todo en este disco. Más que canciones protesta, creo que son canciones escritas en un acceso de ira. Una de las letras del disco [en la canción Naufragoak del álbum Zebra, 2005] dice "en lugar de luchar por algo, siempre se lucha contra algo". ¿En contra de qué? No sabría decirlo. En contra de todo, de cómo funcionan las cosas.)
Puede que os preguntéis, ¿A qué viene esta anécdota, si de lo que quieres hablar es del ensayo de Vicente Monroy, Contra la cinefilia? Pues bien, este aserto de Anari: "beti zerbaiten kontra [borrokatzen da]" (siempre [se lucha] contra algo) me parece lo destacable de este ensayo, y me congratula sobremanera.
Ya era hora de que apareciera una crítica contracinéfila dirigida a cierta cinefilia, esa cuyos componentes actúan como un cómitre de galeras que fustiga con su látigo a aquellos/as que osan discrepar de sus opiniones cinéfilas, pontifican sobre qué es y qué no es cine y, lo que es peor, embalsaman un cine que dejó de ser contemporáneo.
Friedrich Nietzsche —escritor iconoclasta donde los haya— mostró el camino para llevar a cabo un cambio de paradigma, al escribir en su libro Also sprach Zarathustra (Así habló Zaratustra) en el capítulo titulado: Vom Wege des Schaffenden (Del camino del creador) "Verbrennen musst du dich wollen in deiner eignen Flamme: wie wolltest du neu werden, wenn du nicht erst Asche geworden bist!" (Debes querer consumirte en tu propia llama: ¡cómo te renovarías, si antes no te hubieras convertido en cenizas!)
Pienso que habrá que convertir en cenizas nuestro pensamiento del pasado, pero no quemándolo, ni censurándolo, tampoco practicando la Cancel Culture, sino criticándolo para, tras una "criba" analítica, poder salir de esa cinefilia nefasta y de su trampa hipnótica en la que se cae constantemente.
Este es un libro donde las reflexiones de Vicente Monroy son de lo más perspicuas y pertinentes para salir del cul-de-sac en el que se ha metido cierta cinefilia.
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