miércoles, 12 de diciembre de 2018

Oteiza y su doctrina estética

4 de junio de 2002
Las obras de cualquier artista no pueden entenderse en su integridad, si no se sabe nada (o muy poco) del ETHOS, PATHOS y LOGOS con los que ha conformado su pensamiento.

El escultor Jorge Oteiza ha convertido su obra en su religión estética y ética, además, ha pretendido que sea también la de todos los vascos, eso sí, excluyendo a los que piensan diferente. La intención de Oteiza ha sido (re)crear una nación y una cultura hecha a imagen y semejanza de él, de su conciencia y voluntad personal. Su propósito era el de volver a aquel hortus conclusus imaginado e idealizado por él y presidido por el crómlech microlítico vasco del alto de Agiña, Lesaca (Navarra): construcción prehistórica que Oteiza sacralizó estéticamente.

Las primeras líneas de su libro QUOUSQUE TANDEM...! definen su objetivo: "Escribo hacia atrás. Miro adelante, pero voy retrocediendo, caminando hacia atrás. Así el panorama de nuestro mundo espiritual se me va ampliando delante de mí y nuestra particular situación cultural (la de nuestro país) se me hace también más clara. Y también más desesperante." Oteiza se dirigía a un pasado ignorante e ignorado del que sólo se puede fabular y desesperar melancólicamente.

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