lunes, 26 de noviembre de 2018

Ninguna narración tiene un límite inalterable



El 9 de marzo de 1908, cinco integrantes de la expedición Nimrod 1907-1909 hollaron por primera vez la cumbre del monte Erebus, el volcán activo más austral del mundo.

Douglas Mawson tomó esta fotografía en la que se puede ver a sus cuatro compañeros: Mackay, David, Adams y Marshall posando delante de una fumarola helada con forma de león.

El geólogo Tannatt William Edgeworth David (conocido como "The professor") lideró aquel grupo que hizo la primera ascensión al monte Erebus. Después de hacerlo, escribió un relato titulado: The ascent of Mount Erebus, y en esa narración hay dos momentos en los que relata algo que ocurrió en el paraje que vemos en esta fotografía.
[...] Beyond the wall and trench was an extensive snowfield, with the active cone and crater at its south end, the latter emitting great volumes of steam; but what surprised us most were the extraordinary structures which rose every here and there above the surface of this snowfield. These were in the form of mounds and pinnacles of the most varied and fantastic appearence. Some resembled bee-hives, others were like huge ventilating cowls, others like isolated turrets, or bits of battlemented walls; others again in shape resembled varios animals. We were wholly unable at first sight, to divine the origin of these remarkable objects, and the need for rest and refreshment cut short contemplation for the time [...]
La narración de Tannat William Edgeworth David va desde la especulación metafórica hasta lo netamente asegurado tras la inspección más detallada de aquellos, en un principio, enigmáticos montículos de hielo. Su texto deja entrever una morfogénesis que se ubica en el "entre" de lo que ha sido visto por primera vez y lo interpretado y comprendido posteriormente. Esta característica derriba las fronteras del significado incontrovertible.
[...] We directed our steps towards one of the ice mounds, which resembled a lion couchant. To our surprise the lion appeared now to be blowing smoke out of its mouth. The origin of the mounds was no longer a mystery; they were the outward and visible signs of fumaroles [...]
David dice "The origin of the mounds was no longer a mystery", sin embargo, el "misterio" persiste en el relato y, lo que es más, nunca nos podremos deshacer de él, pues en el "entre" de la percepción previa hay infinitas posibilidades no ensayadas.

La interpretación siempre se basa en un singular desarrollo cognitivo que es previo a lo que cada uno interpretará, pero del mismo modo que el desarrollo cognitivo proviene del pasado y no es estático, la interpretación tampoco es inamovible.

Esta narración, al igual que aquellas fumarolas de hielo en el Erebus, no tiene un límite inalterable, ya que siempre está mutando: del nomadismo de aquellos exploradores en el continente antártico al nomadismo del significado inquieto en el texto reinterpretable.

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