martes, 19 de junio de 2018

Los extranjeros están cerca desde tiempo inmemorial

17 de septiembre de 2002
Mientras el tren se acerca a la estación de Zarauz me abstraigo en el paisaje que se perfila al otro lado de la ventana. Cuando el tren se detiene, un hombre y una mujer, ambos de unos sesenta años, entran en el vagón y se sientan enfrente de mí. Hablan en euskera guipuzcoano sobre la consulta a un médico especialista en San Sebastián. Al poco rato, la revisora del tren (una chica de unos veintitantos años) se acerca a ellos y les dice en euskera: Erakutsi mesedez! (¡Muestren [los billetes] por favor!) Después de enseñar sus billetes y una vez que la revisora se aleja lo suficiente, el hombre se acerca al oído izquierdo de la mujer y le dice, imitando a la revisora con un matiz jocoso: Erakutsi mesedez! A la mujer se le dibuja una sonrisa en su boca y al mismo tiempo dice con tono condescendiente: Bilbokua da. (Es de Bilbao.) Lo que estoy viviendo en este momento es una escena tribal en este país de países llamado Euskal Herria.

Esta pareja se habría ahorrado el chascarrillo si la revisora hubiera dicho: Billeteak faborez! (Los billetes, por favor) con ese mordollismo* que tanto daño ha hecho al euskera. Como se puede ver en este caso las dos palabras están en castellano con la declinación en euskera. Esta gente suele alegar que su euskera es el "etxeko euskera" (euskera de casa) sin darse cuenta de la aculturación que han sufrido. Desafortunadamente, en estos casos el poder de la tribu se impone, pues aquel/la que no habla como lo hacen "los suyos" (no importa si lo hace correctamente) se le/a considera extranjero/a.

* De la palabra mordoilo que en euskera significa jerigonza, lengua mal hablada.

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