Cuando la opinión de un lingüista como Koldo Mitxelena, 1915 - 1987, se convierte en algo infalible e incuestionable, la mayoría de los lingüistas que vienen detrás no ponen en duda nada de lo que él afirmó, o, como en este caso, conjeturó sin pruebas irrefutables. Mitxelena tuvo una sólida formación neogramática, pues estudio a los indoeuropeistas del siglo XIX y XX, de hecho, él reconoció que su único maestro fue el gran comparatista francés Émile Benveniste, pero descuidó (me atrevería a decir que despreció) la estética, la cual es tan importante para estudiar una lengua como lo son la fonética, fonología, semántica, morfología y sintaxis.
Respecto a la palabra aizkora (hacha), Mitxelena dice esto en su libro Fonética Histórica Vasca: "No deja de ser curioso que escaseen ejemplos en los cuales se pueda asegurar que la l era lo primitivo. Uno podría ser aizkora / aizkol - si como propone Gorostiaga, Euskera III (1958), 61, procede del latín asciola (>*aiscóla), explicación que me parece preferible a todas las que hasta ahora se han presentado". Dice Mitxelena "No deja de ser curioso" y que le "parece preferible", sin embargo, en todos los manuales de etimología encontramos que la palabra aizkora procede, sin ninguna duda, del latín asciola. Incluso la que fue viceconsejera de Política Lingüística del Gobierno Vasco desde marzo de 2010 a diciembre de 2012, Lourdes Auzmendi, en la asamblea anual de NABO (North American Basque Organization) en julio de 2012, llegó a decir esto en su presentación: "But I don't want to resist the temptation to refute the hypothesis, that I am sure you have heard on some occasion, that makes Basque a Stone Age language, as would be proved, for example, by the word aizkora, "axe", whose first element was supposed to be haitz, "rock". Nothing could be further from the truth: Aizkora is a loan from post-classical Latin (asciola), not a paleolithic term". ¿Qué la llevó a decir "Nothing could be further from the truth"? Esta pregunta que hago es pertinente, pues la teoría que ella presentó como definitiva y verdadera es inconsistente.
Mitxelena, sólo unas líneas más arriba de las ya citadas anteriormente sobre la palabra aizkora, decía: "Una alternancia l/r, que tiene un valor gramatical claro, se produce cuando, al quedar r en final de primer miembro de compuesto o de tema ante sufijos de derivación a consecuencia de la caída de la vocal final, es sustituida por l: Com. aizkora, axkora "hacha": mer. azkoltxo "azuela", a. nav. aizkolbegi "ojo del hacha". ¿Qué le hizo a Mitxelena "asegurar" que la l en hipotética *aiscóla por metátesis del latín asciola era lo primitivo en la palabra aizkora? si tenemos en cuenta que en otro apartado de este mismo libro dice esto: "Pero este intento de explicación choca inmediatamente con el hecho indubitable de que r es en muchos casos el sonido original". Está claro que fue una decisión arbitraria. Lo realmente asombroso es cómo la duda y la provisionalidad de los lingüistas: "parece preferible" de Koldo Mitxelena, o "may derive from Lat. asciola" de Joseba A. Lakarra, se convierten en afirmaciones concluyentes como la de Lourdes Auzmendi: "Nothing could be further from the truth", para desmentir la anterior hipótesis sin tener ninguna prueba irrefutable.
Si bien es verdad que el comparatismo como metodología lingüística ha ayudado a descubrir (con pruebas irrefutables) una serie de préstamos de otras lenguas que están en el euskera, no es menos cierto que el comparatismo practicado indiscriminadamente puede "conseguir" que todo o la mayoría de un vocabulario proceda de lenguas extranjeras, ni que decir tiene que esta postura es absurda. Un/a filólogo/a si se lo propone, puede "conseguir" que cualquier palabra tenga su origen en un idioma extranjero, y a la inversa, (ya lo hizo Astarloa) puede "conseguir" que una palabra de origen extranjero sea vernácula. Sabemos que lo han venido haciendo desde los poetas clásicos griegos hasta nuestros días, pero "conseguir" que sus hipótesis parezcan plausibles, no significa probarlas.