Según Tocqueville nos cuenta en su libro La Democracia en América, publicado en 1835, el futuro de los Estados Unidos de América sería éste:
"Llegará un momento, por consiguiente, cuando uno pueda ver ciento cincuenta millones de hombres en Norte América [en 1835 había trece millones] iguales entre sí, que pertenezcan a la misma familia, que tengan el mismo punto de partida, la misma civilización, el mismo lenguaje, la misma religión, los mismos hábitos, las mismas costumbres, y a través de las cuales el pensamiento circulará de igual forma y se pintará con los mismos colores. Todo lo demás es dudoso, pero esto es cierto"
Aparte de lo profético de estas líneas, en este pequeño párrafo Tocqueville utilizó diez veces los adjetivos "mismo" e "igual", pero se trata de una igualdad que conlleva la exclusión del diferente: la "igualdad" más abyecta que conoce el ser humano. Es la "igualdad" que llevó al general Sheridan a decir en 1869 "The only good Indians I ever saw were dead" (Los únicos indios buenos que he visto estaban muertos) El lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945 también se quiso justificar por los vencedores, cuando dijeron que la destrucción de esas ciudades salvó vidas (de "los mismos", por supuesto). Sin embargo, como dijo el general de las fuerzas aéreas norteamericanas Curtis Emerson LeMay responsable de la campaña de bombardeos en el Pacífico "If we'd lost the war, we'd all have been prosecuted as war criminals" (Si hubiéramos perdido la guerra, habríamos sido juzgados como criminales de guerra). La misma "igualdad" que puso en práctica un oficial norteamericano en la guerra de Vietnam en 1968, cuando después de tomar la ciudad vietnamita de Bên Tre declaró "It became necessary to destroy the town to save it" (Llegó a ser necesario destruir la ciudad para salvarla). Idéntica "égalité" y "fraternité" que en el tiempo presente lleva a un gran número de europeos a no querer acoger a los refugiados sirios. Se puede ver con claridad esta tragedia contemporánea en esta idea tan extendida en el mundo según la cual si se quiere salvar al ser humano, siempre y cuando no forme parte de "nuestros iguales", es necesario aniquilarlo.
En cualquier caso, pienso que no es muy alentador el ver que el pensamiento circula con la misma forma y sigue pintado con los mismos colores tantos años después.