domingo, 13 de junio de 2021

Hermenéutica inestable, conjetural e infinita

10 de abril de 2021

La manera sorprendente de autorretratarse Velázquez en el cuadro Las meninas, no debe considerarse como algo revelado definitivamente por la historiografía y la doxografía conocida hasta ahora.

Empezando por el pintor y tratadista de pintura Antonio Palomino, y más concretamente con una de las primeras écfrasis conocidas del cuadro al óleo Las meninas, en el libro titulado: El Parnaso español, pintoresco y laureado (1724). Así termina Palomino su reseña en que se describe la más ilustre obra de Don Diego Velázquez.

(Lo he transcrito con la ortografía del original)

Colocòse en el cuarto baxo de fu Mageftad, en la Pieza del Defpacho, entre otras excelentes; y aviendo venido en eftos tiempos Lucas Jordan, llegando a verla, preguntòle el Señor Carlos Segundo, viendole como atonito: Què os parece? Y dixo: Señor, efta es la Theologia de la Pintura: queriendo dar à entender, que afsi como la Theologia es la superior de las Sciencias; afsi aquel Quadro era lo superior de la Pintura.

En segundo lugar, traigo un extracto del guion de Jorge Oteiza para Escenario de Acteón (1963), esta película no fue rodada debido a las desavenencias que Oteiza tuvo con el director de cine Jorge Grau. En 1973, Jorge Grau hizo estas declaraciones sobre Oteiza: "[P]rimero él partió de un pie forzado y era usar el mito de Acteón, para hacer una especie de canto al País Vasco. Esto le imposibilitaba a él enfrentarse realmente en libertad ante el mito de Acteón, porque no tiene nada que ver. Acteón es un personaje mediterráneo; o sea el mito de Acteón está escrito por Ovidio, todo rezuma sensualidad, esta especie de panteísmo, esta ansia de plenitud del Mediterráneo, mientras que los vascos tienen otro tipo de plenitud mucho más sanguínea si tu quieres, mucho más violenta, pero no tiene nada que ver con la sensibilidad mediterránea".

En este extracto del guion para Escenario de Acteón, Oteiza nos muestra cómo quería filmar en el Museo del Prado el cuadro Las meninas y lo relaciona con lo que él llamaba "el crómlech microlítico vasco".

(Las mayúsculas están en el original mecanografiado por Oteiza)

"OSCURECIMIENTO del cuadro menos óvalo blanco y figura pintor, y CAMBIA o encadena con un pastor vasco en el mismo lugar que Velázquez y con el círculo de piedras en la misma perspectiva (2"), y 2 o tres pastores más, apartados.

COMO LA DE ESTOS HOMBRES QUE DESDE UN ARTE PREHISTÓRICO DESCUBRIERON Y AÚN UTILIZAN LA MISMA FÓRMULA".

Por último, el filósofo Michel Foucault en su libro Les mots et les choses (1966) interpreta de este modo las miradas en Las meninas de Velázquez.

"Le peintre regarde, le visage légèrament tourné et la tête penchée vers l'epaule. Il fixe un pont invisible, mais que nous, les espectateurs, nous pouvons aisément assigner puisque ce point, c'est nous-mêmes: notre corps, notre visage, nos yeux. Le spectacle qu'il observe est donc deux fois invisible [énfasis agregado]: puisqu'il n'est pas représenté dans l'espace du tableau, et puisqu'il se situe précisément en ce point aveugle, en cette cache essentialle oú se dévobe pour nous-mêmes notre regard au moment oú nous regardons".

En mi opinión, tal y como dijo Jacques Lacan en el seminario del 1 de junio de 1966 refiriéndose a su método: "repenser, voilà ma méthode", solo nos queda repensar una hermenéutica infinita.


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