jueves, 25 de octubre de 2018

Heidegger and Chillida were lost in translation



El 12 de octubre de 1969 Martin Heidegger y Eduardo Chillida miraban uno de los 150 ejemplares del libro de bibliófilo Die Kunst und der Raum (El arte y el espacio) en la Galerie im Erker, St. Gallen (Suiza). Ambos habían participado en la realización de este libro: Heidegger con su texto manuscrito sobre piedra litográfica, y Chillida con la litografía que abarca la cubierta y contracubierta del libro, además de siete lito-collages en el interior. Esa fue su contribución a la filosofía y al arte, sin embargo, ambos necesitaron interpretes y traductores para entenderse. Todo lo que sabían el uno del otro era lo que un intérprete les había dicho. Chillida leía obras de Heidegger traducidas al español y al francés, pues no entendía el alemán, y Heidegger leía las notas de Chillida traducidas al alemán, pues no entendía el español.

Se sabe, pues aparece en sus escritos, que a Chillida (desde su primer encuentro con Heidegger el 23 de noviembre de 1968 en la Galerie im Erker) le sorprendió mucho que Heidegger conociendo los idiomas francés, inglés y español en los que hablaban sus interlocutores, el filósofo optara por su lengua materna.

Es bien conocida la defensa a ultranza que Heidegger hizo toda su vida de los idiomas griego y alemán como los únicos con los cuales se podía hacer filosofía, y lo reacio que era a que tradujeran sus ensayos y discursos, pero no fue aquella apología desmedida que Heidegger hizo de la lengua alemana lo que le llevo a utilizar sólo el alemán en sus interlocuciones. Esta es mi crítica a Chillida cuando presupuso el conocimiento que Heidegger tenía de varias lenguas europeas, pues puedo aportar pruebas de que no era así.

El 10 de agosto de 1960 Heidegger escribió una carta a su amigo Medard Boss en la que le agradeció el que hubiera contado con él para dar unas clases en Washington.

"[...]Todo suena tentador. Básicamente estoy inclinado a atreverme a esto.
Una gran dificultad es mi pobre dominio del inglés. No puedo hablarlo en absoluto y apenas lo entiendo.
Al traducir todo se transforma y alarga. Mi modo de pensar y lo fenomenológico se volverá todavía más ajeno".

Muchas veces nos formamos una idea equivocada de ciertas personas cuyos conocimientos creemos saber.
 

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