Sabino Arana dijo en 1896 que el verbo begiratu (mirar) estaba mal derivado "porque mirar es dirigir la vista (los ojos en sentido figurado) a los objetos y no los objetos venirse a los ojos, como expresa begiratu". Por lo tanto, Arana consideró que era mejor utilizar su seudoneologismo begiztu (mirar), yo lo califico de "seudo-", ya que el verbo begiztatu (mirar, percibir con los ojos) está documentado desde mediados del siglo XVII, sobre todo, en los dialectos septentrionales.
Arana interpretó begiratu basándose en el significado del verbo castellano (mirar) que viene del latín miror (admirar, asombrarse de) en el que la admiración depende del sujeto y no del objeto, y despreció el significado de begiratu en su propia cultura, donde es el objeto el que se dirige a los ojos.
Tampoco estoy de acuerdo con la etimología que propuso Koldo Michelena para begiratu en 1957, cuando considera que el verbo begiratu (mirar) procede: "Del latín vigilare. La vocal -e- se debe probablemente a la influencia de begi (ojo), por etimología popular". Si begiratu procediera del latín vigilare, no existiría el verbo begitandu (fascinar, imaginar, es decir, literalmente "presentarse en los ojos") pues ambos son derivados de begi (ojo) con distintas declinaciones gramaticales. El verbo mirar en euskera de los dialectos meridionales se dice begiratu, mediante el sustantivo begi (ojo) unido a la declinación adlativa "nora -ra" (adónde, a) literalmente (a los ojos): la dirección que toma el objeto para reflejarse en los ojos. De hecho, en la locución adverbial begira egon (estar mirando) se puede ver la característica direccional de begira (a los ojos).
Si fuera como dice Michelena, tampoco existirían estos verbos en los que diversas partes del cuerpo humano unidas a la declinación adlativa "-ra" (a) conforman estas acciones verbales eskuratu (conseguir, literalmente "a las manos") belarriratu (enterarse, literalmente "a los oídos") gogoratu (recordar, literalmente "a la mente") ahora atera (expresar, literalmente "sacar a la boca") burura ekarri (traer al pensamiento, literalmente "traer a la cabeza").
Hemos pasado de las fantasías etimológicas de Astarloa de finales del siglo XVIII y principios del XIX a una aculturación de nacionalistas como Sabino Arana y Manuel de Arriandiaga, un siglo después, que en su afán por "limpiar" el euskera (euskera garbija) no hicieron sino asimilar en parte las lenguas vecinas, para acabar en el siglo XX con algunas fantasías de Michelena acreditadas por el mundo académico.