Épsilongama espacial
"alfabeto existencial"
© Ilkhi, 2016
Pocas veces se ha
planteado con claridad la dicotomía ESTAR
y SER; dos conceptos claramente
diferenciados, sin embargo, desde la mentalidad indoeuropea, estos conceptos
tienen un único significante, el cual a su vez tiene varios significados. Un
claro ejemplo lo tenemos en el filósofo Heidegger, quien al utilizar el verbo
alemán dasein (estar presente) en su
libro EL SER Y EL TIEMPO. Heidegger lo escribe con guion (da-sein) para resaltar la apertura en la cual un ente puede estar presente para el ser humano, lo hace porque le “falta” el verbo EGON (estar) y utiliza un adverbio de
lugar da (ahí) en conjunción con el
verbo SEIN (ser). Su significado es muy
parecido al del verbo vasco EGON, pero le “falta” un verbo independiente del
verbo SER con el significado (estar) para diferenciarlo del verbo SEIN. Tiene
el verbo bestehen (existir) pero
este verbo ha derivado a otro campo semántico (soportar, persistir).
Mientras en todos los idiomas indoeuropeos
hay cierta confusión entre estos dos conceptos, EGON (estar) e IZAN (ser), en
euskera están claramente diferenciados. El verbo EGON aparecerá en la lengua
castellana y portuguesa representado por el verbo ESTAR (el mismo concepto,
pero en lengua romance). Hay que tener en cuenta que la lengua castellana y portuguesa
son las lenguas neolatinas que diferencian más claramente estos dos conceptos. El hecho de que
las demás lenguas neolatinas y germánicas no hagan la diferencia entre ESTAR y
SER es debido a que ellas llegan de un modo diferente al concepto EGON, ya que
todos estos idiomas europeos provienen del sánscrito, el cual sólo tiene un
verbo para expresarlos: el verbo अस्: estar, haber, ser,
existir. La mayoría de las lenguas indoeuropeas expresan el concepto EGON con el
verbo SER, salvo en pocas excepciones en que los alemanes utilizan los verbos stehen
y liegen; los ingleses stay y stand, pero con una connotación meramente estática que no tienen los
verbos EGON y ESTAR, pues estos últimos se caracterizan por expresar un aspecto "imperfectivo" y "actualizante" que los anteriores no tienen. Estos son algunos de los verbos en infinitivo de idiomas de origen indoeuropeo que se hablan en Europa: griego: εἰμί,
italiano: essere,
inglés: to be, alemán: sein, francés: être.
En euskera, estas
cuatro acepciones se dividen en dos: EGON: estar, IZAN: ser. Pondré un ejemplo
con esta frase interrogativa en euskera: Ba al dakizu zer den mendi hartan dagoena?
(¿Sabe usted qué es lo que está en aquel monte?) Aquí el verbo
IZAN (tercera persona del singular da)
se refiere a la esencia, mientras que el verbo EGON (tercera persona del
singular dago) nos muestra lo que
"está existiendo" en un lugar. Al igual que lo hacía el hombre prehistórico al
dibujar sobre las paredes de su cueva; de este modo, mostraba el dominio que
tenía sobre la forma o "circu-stancia" = EGON, para posteriormente pasar su
preocupación a la "in-stancia" = IZAN, es decir, el SER.
Es digna de destacar,
la célebre frase de Descartes: "Cogito ergo sum"; la traducción que se hace al
euskera es ésta: Pensatzen dut, beraz ba naiz. (Pienso, luego existo). Ésta es
una traducción literal, pero yo diría: Egoten naiz, beraz ba naiz. (Estoy,
luego ya soy). ¿Cuántos siglos podrán estar los españoles negándose el ESTAR y
su relación con el euskera? O parafraseando a Américo Castro. ¿Cuándo seremos
dueños y no siervos de nuestra historia? El mismo Américo Castro, ilustre
filólogo español se refiere a la
peculiaridad de los verbos ESTAR y SER y
su clara diferenciación en la lengua española. Destaco lo de lengua
española para resaltar el desconocimiento del euskera que tenía este filólogo.
Para hacerse una idea de lo que dijo acerca de
la lengua vasca, en su libro titulado: LA REALIDAD HISTÓRICA DE ESPAÑA,
citaré unas líneas de este libro:
"El
vasco entró en la vida histórica, en la que llegaría a ser española, al
despojarse de su lengua, fragmentada y paralítica culturalmente, nunca alzada
sobre el nivel oral".
Dice “fragmentada”
para referirse a los diferentes dialectos que la componen. Aquí Américo Castro da
primacía a lo pragmático sobre lo cultural. Ya lo dijo Max Weinreich “Una lengua es un dialecto con un ejército
y una armada”. Respecto a lo de “paralítica culturalmente” no deja de ser
un prejuicio que viene de lejos cuando Jean–Jacques Rousseau escribía en su Ensayo sobre el origen de las lenguas
publicado en 1781.
"El
dibujo de los objetos corresponde a los pueblos salvajes; los signos de las
palabras y las proposiciones a los pueblos bárbaros; y el alfabeto a los
pueblos civilizados".
Según Rousseau los
aztecas jamás tuvieron una civilización pues su escritura pictográfica se lo
impidió, por otro lado, según él en China no existió ninguna civilización hasta
que a mediados del siglo XIX mediante el sistema Wade-Giles se hizo una
transcripción al alfabeto latino de los pictogramas e ideogramas chinos.
Otro ejemplo más
cercano en el tiempo es el del antropólogo Claude Lévi-Strauss que en 1950
ocupó la cátedra denominada "Religiones de los pueblos no civilizados" que tuvo
que cambiar por el de "Religiones de los pueblos sin escritura" cuando algunos
alumnos de esos pueblos supuestamente "no civilizados" le hicieron notar el
paternalismo eurocéntrico que conllevaba esta definición.
La aculturación que
sufren todas las culturas minoritarias se justifica con este falaz darwinismo
cultural: "la supervivencia del más apto".
Por otra parte, Juan
Corominas en el DICCIONARIO CRÍTICO ETIMOLÓGICO CASTELLANO E HISPÁNICO dice
esto del vocablo ESTAR: del latín STARE, “estar de pie, estar firme, estar
inmóvil. La primera aparición está en los orígenes del idioma castellano. A
continuación, cita como referencia el
Cantar del Mío Cid; el cual, como es sabido, es uno de los primeros monumentos
literarios (finales del siglo XII) en lengua castellana. Más adelante, dice:
“para una teoría poco creíble,
acerca de un influjo del substrato ibérico en el empleo del verbo ESTAR donde
otros idiomas romances prefieren el verbo SER. Aquí cita como referencia
"Zeitschrift für romanische Philologie" del lingüista y vascófilo Hugo Schuchardt. Una vez más, encontramos
incomprensión en nuestros lingüistas por falta de conocimiento del euskera. El
lingüista Koldo Michelena reconoce el mayor uso del verbo EGON (estar) en el
dialecto vizcaíno allí donde los dialectos guipuzcoano y septentrionales
prefieren el verbo IZAN (ser). También Américo Castro se refiere a la mayor
frecuencia del uso del verbo ESTAR a partir del siglo XVI. ¿Cómo no iba a ser
de este modo? Si en el siglo XVI fueron múltiples los vizcaínos que sirvieron
de escribanos y secretarios en la península, Flandes, Italia e Indias; muchos
de ellos bilingües a quienes, del mismo modo que a mí cuando empecé a aprender
inglés, les "faltaba" un verbo para
expresarse. Este verbo no era otro sino EGON (estar). Entonces recurrieron al
único verbo que en latín STARE (en aquel caso, en castellano del siglo XVI)
expresaba lo más parecido al concepto EGON. Este verbo era ESTAR.