viernes, 18 de diciembre de 2015

Ese cambio falaz que a muchos entusiasma

Prohibido circular por zona decadente
© Ilkhi, 2011



En el terreno de la creación mucha gente cree estar en vía muerta, y se mueve por ella hacia atrás para ir al pasado, y hacia delante para chocar con los topes del presente, ya que las huidas hacia el futuro están teñidas de pasado, consecuentemente, su destino es un NO LUGAR. El mejor ejemplo de un futuro teñido de pasado está en las realizaciones de ciencia ficción, las cuales transcurridos unos años nos parecen realmente obsoletas. El creador quiere superar el presente, pero lo hace con herramientas y pensamientos del pasado/presente, por lo tanto, no funciona en clave de futuro. A lo más que aspiran la mayoría de los/las creadores/ras actuales es a hacer un "digno" REciclaje de los lenguajes PREexistentes, es decir, una decadencia de la cultura. El uso abusivo de los prefijos "POST" y "NEO" nos lleva a vivir en una seudotransición de modo continuado. En el siglo XV nadie denominaba a sus estilos arquitectónicos como posrománicos o neogóticos, pues los estilos cambiaban sin solución de continuidad. De hecho, el término neogótico se empezó a utilizar en 1878.

Precisamente en aquellos últimos años del siglo XIX fue cuando apareció una actitud finisecular en los países más desarrollados del mundo, y ésta no fue otra sino la utilización de la palabra "modernisno" con el significado de "cambio incesante" y cada vez más efímero; como decía Oscar Wilde "Nothing is so dangerous as being too modern, one is apt to grow old-fashioned quite suddenly". Se creó un deseo de cambio constante acompañado de un sentimiento que les hacía percibir el mundo conocido como algo acabado y tedioso del que creían poder salvarse por medio de este "cambio compulsivo" que llega hasta nuestros días. Más de cien años después hemos podido comprobar que ese cambio febril para que nada cambie no lleva a ninguna parte. Cuando la sociedad actual, como si fuera un Saturno insaciable, devora a sus niños/ñas antes de que estos puedan poner en cuestión el conocimiento heredado durante siglos, el resultado es una sociedad como la que ya reflejó Lampedusa en su novela El Gatopardo cuando puso en boca del cínico Tancredi Falconeri esta frase "Se vogliano che tutto rimanga como è, bisogna che tutto cambi."

 

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