Un almendro degenerado
© Ilkhi, 2014
Cuando Maite y yo visitábamos el Museo Van Gogh en Ámsterdam, la mayoría de los visitantes del museo pasaban de perfil ante las obras como si lo importante fuera el rito de seguir una procesión laica y poder decir que se ha estado allí. Sin embargo, esos mismos visitantes en la tienda del museo miraban con avidez y fruición todas y cada una de las reproducciones que allí había.
No creo que Walter Benjamin, cuando escribió en 1936 su ensayo La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica, se pudiera imaginar esta conversión de los museos en tiendas.
¿Sabéis con lo que me quedé después de la visita al museo Van Gogh? Con una pincelada simple y a la vez compleja que vi en el cuadro titulado Campo de trigo con cuervos. Esa pincelada sigue bailando en mi cerebro, y sé que no se irá. Por el contrario, los productos de la mercadotecnia acabarán en la basura.