Memorias Pintadas
del 15 al 28 de noviembre de 1981, en la galería Windsor-Kulturgintza
Fernando y Vicente Roscubas
Me ha venido a la memoria este texto con el que Txomin Badiola terminaba (a modo de epílogo) su crítica a la exposición Memorias Pintadas de los hermanos Roscubas. Se puede ver con claridad como el espectro del pasado se cierne sobre nosotros. Ese espectro nos sigue hablando.
"También es la denuncia de la situación cultural de una sociedad que no permite que el individuo juegue a otra cosa de lo que se espera que juegue, que no entiende que el artista pueda ser más útil fuera del arte, que necesita de bufones y decoradores que adornen el mundo en vez de cambiarlo. Para finalizar, no puede dejar de recordarme esta obra de los Roscubas a aquella otra de Duchamp: "Boîte-en-valise"(1936-41), hecha cuando el artista iba a emigrar a América, y que consistía en una maleta conteniendo reproducciones de sus pinturas y un frasco con aire de París, una especie de equivalente al colchón emplumado de la abuela que llevaban los emigrantes. Y es que la situación no es para menos, da la sensación de que los Roscubas están haciendo "su maleta" y esto es algo que ninguna sociedad puede permitirse, pero que de hecho alegremente se lo permite."
Noviembre de 1981, en Bilbao
Txomin Badiola
Pienso que ya es hora de escribir, pintar, esculpir, fotografiar "prólogos" que no sirven para introducir una obra, que tampoco significan lo que dice la RAE, sino que son la obra en sí misma como experimentación que se adelanta al logos. Yo lo hago, tenga o no tenga la sociedad el mínimo interés por estos prólogos, pues el prefijo "post", tan de moda en las tres últimas décadas, sólo indica pobreza de imaginación en ese discurso de la utopía presentista que abrazan el poscapitalismo y el posliberalismo imperante.