miércoles, 31 de octubre de 2012

Narcissistic materialism in the mirror

Hematite on paper
 Both the materialism and the mirror are false friends
© Ilkhi, 2012


martes, 30 de octubre de 2012

Ni el canon de Polícleto ni Vitruvio ni Le Corbusier


Copia que hice de una pintura de los ignudi de Miguel Ángel
El original está en la bóveda de la Capilla Sixtina
© Ilkhi, 1973

Cuando dibujé y pinté esta acuarela no conocía ninguno de los cánones arriba citados. En aquel entonces, dibujar era emular, sin reglas, al maestro. Por otro lado, cuando trataba de imitar sus trazos no cesaba de "errar" constantemente. Aquellos dibujos forman parte de algunas de las lecciones retrospectivas que he aprendido en mi vida. Ya que "equivocarse" es la salida segura a la eterna aporía: sentirse perdido y encontrar el camino (πόρος) no trillado. Los cánones (por supuesto) están para ser conocidos, pero también para infringirlos. También sé que este dibujo se nutre de casi todo el efecto artístico del pasado. Consecuentemente, la μιμητικὴ τέχνη siempre nos enseña algo.

lunes, 29 de octubre de 2012

Ezagutza zurizkoa, elurraren gainean

Izatearen zauri zurian zirikatzen nago
Liveliness of image universe
Lur baltzak, elur zuriak
© Ilkhi, 2012

domingo, 28 de octubre de 2012

Izateak ez dau aginpiderik *

* El ser no tiene poder
Ontología ácrata - Antología tipográfica
Hence the being is surrounded by an entourage of typefaces
© Ilkhi, 2012


sábado, 27 de octubre de 2012

Escape cover for a mind...scape

Every freethinker needs an escape cover
© Ilkhi, 2012

 

viernes, 26 de octubre de 2012

El arte es un ataúd-salvavidas

La vida es un cachalote blanco...
© Ilkhi, 2012

Llamadme Ilkhi. Era el mes de octubre de 1972. Aquella tarde traté de asir algún resto flotante que me permitiera seguir viendo la línea del horizonte. Miré al interior del escaparate de una librería en la Plaza Nueva de Bilbao. Allí estaba (en aquella portada del libro Moby Dick) el arponero en la proa de la ballenera dispuesto a lanzar su arpón. Pocas veces en mi vida me ha impresionado tanto una imagen. Entré y compré aquel libro (el primero de mi biblioteca). Ni la mismísima joyería Tiffany's me habría podido ofrecer una joya mejor. Quien se haya zambullido en las procelosas páginas/océanos de este libro, sabe de lo que hablo. Unos años después añadí el color de la sangre del cachalote unida al arponero, y posteriormente diseñé ese marcapáginas con el nombre de la villa en que nací (en la foto aparece sobre el libro). Utilicé el código internacional de señales marítimas.

Tal y como Herman Melville escribió en las últimas líneas del epílogo de Moby Dick - Till, gaining that vital centre, the black bubble upward burst; and now, liberated by reason of its cunning spring, and, owing to its great bouyancy, rising with great force, the coffin life-buoy shot lengthwise from the sea, fell over, and floated by my side. - hoy en día sigo intentando apre(he)nder aquello que me permita seguir viendo la línea del horizonte, pues pienso que el arte, al igual que el ataúd-salvavidas del arponero Queequeg, se resiste a ser enterrado/enaguado, y vagará ineluctablemente  entre el cielo y la tierra/agua mientras quede algún cerebro dispuesto a asirse a él y CREAR.

Después de todo, la VIDA, con su cable mágico que se hunde en la mar, es un cachalote blanco que no se deja cazar fácilmente.

© Ilkhi, 26 de octubre de 2012

jueves, 25 de octubre de 2012

An accurate psycho-architectural language

 O meu auto-retrato foi tirado em Vila Nova de Gaia (Porto)
© Ilkhi, 2003
   

Uma passagem do tempo e outra do espaço

 Saudades daquelas passagems

Relações espaço-temporais

Lugarizações do tempo

Topocronia



Uma exposição dromoscópica

Uma medida daquela distância que não é temporária
© Ilkhi, 2012


miércoles, 24 de octubre de 2012

Astillas espaciales hechas letra

Desalejamiento ergativo-literal
© Ilkhi, 2012


lunes, 22 de octubre de 2012

Efectos duraderos de la luz en la piedra

Facultad de Bellas Artes de Oporto (Pabellón de escultura)
La vista es tan perdurable como las palabras
(Cuando la piedra sonríe a la luz)
© Ilkhi, 2003


viernes, 19 de octubre de 2012

Bizitutako ta irakurritako pasarteak *

"Déjà lu"
* Los pasajes vividos y leídos
© Ilkhi, 2012


miércoles, 17 de octubre de 2012

Dialectical tensions on the Pequod


Ahab's fixation with Moby Dick
© Ilkhi, 2012

An excerpt from Melville's Moby Dick
Ahab and Starbuck in the Cabin

"Who's there?" hearing the footstep at the door, but not turning round to it. "On deck! Begone!"
"Captain Ahab mistakes; it is I. The oil in the hold is leaking, sir. We must up Burtons and break out."
"Up Burtons and break out? Now that we are nearing Japan; heave-to here for a week to tinker a parcel of old hoops?"
"Either do that, sir, or waste in one day more oil than we may make good in a year. What we come twenty thousand miles to get is worth saving, sir."
"So it is, so it is; if we get it."
"I was speaking of the oil in the hold, sir."
"And I was not speaking or thinking of that at all. Begone! Let it leak! I'm all aleak myself. Aye! leaks in leaks! not only full of leaky casks, but those leaky casks are in a leaky ship; and that's a far worse plight than the Pequod's, man. Yet I don't stop to plug my leak; for who can find it in the deep-loaded hull; or how hope to plug it, even if found, in this life's howling ale? Starbuck! I'll not have the Burtons hoisted."
"What will the owners say, sir?"
"Let the owners stand on Nantucket beach and outyell the Typhoons. What cares Ahab? Owners, owners? Thou art always prating to me, Starbuck, about those miserly owners, as if the owners were my conscience. But look ye, the only real owner of anything is its commander; and hark ye, my conscience is in this ship's keel.- On deck!"
"Captain Ahab," said the reddening mate, moving further into the cabin, with a daring so strangely respectful and cautious that it almost seemed not only every way seeking to avoid the slightest outward manifestation of itself, but within also seemed more than half distrustful of itself; "A better man than I might well pass over in thee what he would quickly enough resent in a younger man; aye, and in a happier, Captain Ahab."
"Devils! Dost thou then so much as dare to critically think of me?- On deck!"
"Nay, sir, not yet; I do entreat. And I do dare, sir- to be forbearing! Shall we not understand each other better than hitherto, Captain Ahab?"
Ahab seized a loaded musket from the rack (forming part of most South-Sea-men's cabin furniture), and pointing it towards Starbuck, exclaimed: "There is one God that is Lord over the earth, and one Captain that is lord over the Pequod.- On deck!"
For an instant in the flashing eyes of the mate, and his fiery cheeks, you would have almost thought that he had really received the blaze of the levelled tube. But, mastering his emotion, he half calmly rose, and as he quitted the cabin, paused for an instant and said: "Thou hast outraged, not insulted me, sir; but for that I ask thee not to beware of Starbuck; thou wouldst but laugh; but let Ahab beware of Ahab; beware of thyself, old man."


martes, 16 de octubre de 2012

Adigaitza = Gaiaren aditza ingurunean dago

© Ilkhi, 2012

© Ilkhi, 2012


Aditzaren biraketa eta haren higatzea
© Ilkhi, 2012



Adigaitza
Ene irarlan-sailean, Zehaztasun Ezezaguna
© Ilkhi, 2012

lunes, 15 de octubre de 2012

Hiancia interrogativa (fugacidad del inconsciente)

Hiato ferruginoso en el tiempo
© Ilkhi, 2012

Si hay un color que denota VIDA, para mí, ese color es el óxido de hierro. Recuerdo cómo en la mina San Luis (con tan solo ocho años) yo trepaba por los enormes bloques de limonita arrancados a la montaña; de qué manera el color amarillo-ocre-VIDA impregnaba mi piel y mi ropa. Todavía recuerdo el olor que dejaba la dinamita recién estallada, el de aquellos trozos de mecha embreada que había abandonado el dinamitero y que yo encendía por un extremo para ver cómo salía por el otro aquella llamita insignificante que provocaba la palpitación de la montaña. Desde entonces las montañas siempre se estremecen ante mi vista, y la hiancia interrogativa persiste sin que ninguna llama fulmine su contenido.


domingo, 14 de octubre de 2012

Черно-бяла фотография *

* Fotografía en blanco y Negro
(Maite ante el mar Negro) 
© Ilkhi, 2012

sábado, 13 de octubre de 2012

De la costa de Barlovento a la de Sotavento

© Ilkhi, 2012


El día 11 de octubre en la librería deviaje, Serrano,41, Madrid, se llevo a cabo la entrega de premios del IV Concurso Relatos de Mujeres Viajeras. Entre las finalistas, y publicada en el libro, está Mayte Sánchez Sempere, con un relato titulado Algarve, desde mi punto intermedio. Un viaje que empezó dirigiéndonos hacia la costa de Barlovento (Lagos) y finalizó en la de Sotavento (Tavira), en el Algarve portugués. Bajo estas líneas, su relato.

Algarve, desde mi punto intermedio
Ni turista ni aventurera, mi lugar está en algún punto intermedio. ¿Viajera? Quizá la palabra sea demasiado grande, pero no encuentro otra a pesar de tener miles de ellas siempre en la punta de la lengua.

Algarve, fuera de temporada. Algarve en octubre, con los ojos tan abiertos que caben en ellos todo lo inmenso y todo lo diminuto. El mar. Desde el avión vemos acercarse la superficie espejada, el complicado encaje de las marismas de Faro. Volar a bajo coste es como viajar en el tiempo; en los años 70 también subíamos la escalerilla del avión deprisa para coger sitio y tampoco había demasiado espacio para las piernas; también andábamos por la pista hacia la terminal. Lo novedoso es el concepto de centro comercial con alas.

Faro da la bienvenida al viajero llena de sol. El recorrido en autobús hasta la estación de tren nos lleva por calles vivas, de andar por casa, sin maquillaje para recibir a las visitas. Pocos cogemos el autobús, la mayoría corren a los taxis, esas especies de cápsulas al vacío que aíslan al turista del olor de la calle. De puerta a puerta sin respirar, de puerta a puerta sólo preocupados de comprobar que el taxímetro funciona y el taxista no intenta timarles. Y en el autobús mientras tanto, suben y bajan mujeres con bolsas de compra, jóvenes con carpetas del instituto, vecinos de Faro que van y vienen en su rutina habitual. No es una gran aventura, es, si acaso, una aventura pequeña y sencilla; son unos minutos ganados a la vida, unos minutos de aire y palabras y luces compartidas.

Antes de subir al tren hacia Lagos nos da tiempo a dar un paseo por el centro de Faro. Un paseo corto aplastado por el sol de mediodía.  Las fachadas blancas reflejan la luz y la multiplican, las calles peatonales están desiertas. Sol de octubre, intenso. Y por ser octubre, bocadillo y cerveza en cualquier terraza, a elegir. Todas para nosotros, todas con más de la mitad de las mesas libres y los camareros ofreciéndonos desde la puerta el menú del día. Pero preferimos bocadillo y cerveza, el presupuesto es corto.

En el bar de la estación, el primer pastel, tan delicioso como el edificio. Sabor, autenticidad, vida. Comparo con otras estaciones, metálicas, plásticas, desinfectadas, estaciones que parecen quirófanos venidos a menos, lugares repelentes en los que ni los insectos están a gusto, y esta de Faro me parece un lugar al que podría ir a pasar la tarde por el simple placer de contemplar el edificio, refrescarme en su vestíbulo y ver a los viajeros y a los trenes pasar.

Sentados en el andén, un joven soldado portugués me pide fuego y no sé por qué aprovechamos para iniciar una conversación que no sé a donde nos llevará; supongo que es la sensación de encontrarme como en casa. Él habla muy bien español y nos comenta la situación de la agricultura en el país, nos pregunta por el trabajo en España, nos habla algo de su familia y del viaje que está a punto de emprender hacia el norte, de vuelta a casa. El andén se anima y se oscurece. Fumamos y hablamos, el tiempo pasa y el sol cae. La estación cambia de perfil con la luz y el aire se mueve entre los viejos edificios y los vagones parados en vía muerta.
Por fin, el tren. De nuevo un viaje en el tiempo, finales de los 70, principios de los 80. Asientos de skay, molduras metálicas, mesas abatibles. Lentamente avanzamos junto a la costa. El paisaje se convierte en una silueta negra contra el cielo naranja del ocaso. El mar se esconde, los frutales se intuyen, avanzamos despacio hasta la última estación: Lagos. Nueva, aséptica, extraña pero hermosa. Un éxito que ha dejado tras de sí a la pequeña estación antigua de tejados rojos y azulejos verdes.
El olor a mar, a pescado y salitre nos acompaña hasta el hotel: un paseo junto a la ría atravesando calles casi desiertas. Temporada baja: el hotel en la rua Cándido dos Reis, más barato que el albergue, las plazas vacías, los restaurantes, los cafés, las terrazas. Subimos y bajamos. Calles empinadas, fachadas blancas, azulejos. Un pequeño paraíso sin apenas coches y una sorpresa a la vuelta de cada esquina.
No conozco ningún hotel en el que el café sea bueno así que para completar el sencillo desayuno nada mejor que un pastel. Lo difícil es elegirlo. En la pastelería que hay en la misma calle los dulces me tientan en las vitrinas. Quizá haya que probar dos, con un buen café, ahora sí.
El mercado. Visita obligada en todos mis viajes. Mercado tradicional, dónde compran las señoras a primera hora de la mañana. Cámara en mano trato de beberme cada detalle y me olvido de hacer la mitad de las fotos. El olor intenso y delicioso del pescado fresco, eso no puede fotografiarse. En la entrada, varios puestos de libros usados y un afilador con su bicicleta. Lamento no contar con un fogón para poder cocinar alguno de esos maravillosos peces que me llaman desde sus camas de hielo y mármol. Ganas de mar.
Es posible navegar desde Lagos costeando y visitando las cuevas de los acantilados. Temporada baja: siete pasajeros. Pero la excursión se hace. Camino del colorido velero conversamos con Kate, una oronda y sonriente rubia de Kansas que viaja sola y nos pide consejo sobre la costa española. Por unanimidad decidimos que la excursión hable inglés, a pesar de que la única que lo habla a diario es la americana. Hay un matrimonio holandés y otro portugués, pero todos nos defendemos lo suficiente con el idioma “universal”.
El mar. Lo estaba necesitando. Avanzamos junto a la costa y me enamoro del paisaje, del color de las rocas, de las formas, los sonidos, los olores. La cámara vuelve a no ser suficiente. La tópica brisa marina, el tópico chillido de las gaviotas, el movimiento del barco, el agua que salpica… siempre nuevo para mí, siempre vivo y vivificante. Dejo de escuchar las explicaciones del guía. ¿Me importa realmente si no sé qué actriz o cantante o futbolista ha comprado una casa ahí arriba? ¿Me interesa el precio de la vivienda de lujo en el Algarve? El mar, el sol, la sal. Respiro hondo y me olvido de todo lo demás.
Navegar abre el apetito pero conviene mirar bien dónde se entra a comer. Por suerte, un delicioso pastel y un estupendo café consiguen quitarnos el mal sabor de boca de un pescado que ya estaba cogiendo confianza con el personal de cocina. Para las malas experiencias, humor y pasteles.
Caminar por las calles empinadas casi vacías a primera hora de la tarde hasta llegar a la playa, prácticamente desierta. Conchas de vieira incrustadas desde hace milenios en los acantilados, un paisaje mágico y primario. Los pies en el agua helada y un marino mercante noruego que nos habla de su amor por el Algarve y Lanzarote. Huellas en la arena que durarán sólo hasta que la marea suba. Lo mismo que nuestra huella en cada lugar que visitamos, tan tenue y escasa.
El día termina con pan tierno, queso de cabra y Oporto que hemos comprado en un supermercado. Una cena digna de reyes en el balcón del hotel disfrutando del viento, los tejados y las hermosas chimeneas de Lagos. Mañana, Tavira: allá vamos.
 

viernes, 12 de octubre de 2012

Indeterminación descubierta

El barniz sutil de la conjunción condicional
es subordinación en grado sumo
© Ilkhi, 2012

jueves, 11 de octubre de 2012

Ezeren antzik gabeko oinatzak *

Técnica: escultura en madera de roble
* Las pisadas que no se parecen a nada
Eguratsaren oinatza
(La pisada de la atmósfera)
© Ilkhi, 2012


miércoles, 10 de octubre de 2012

La negatividad ontológica

© Ilkhi, 2012


Esta fotografía se la dedico a la fotopoeta Sofía Serra Giráldez en homenaje a toda su obra fotográfica y poética que ha realizado hasta ahora.

En este texto de Sofía, que adjunto, (de su poemario La Presencia por la Ausencia) está la inspiración para esta foto.

"La presencia por la ausencia es el retrato de un hueco. Si somos perceptores de todo lo que nos rodea por la impronta que la simple presencia física o anímica de lo "ajeno" deja en nosotros, cuando en esa realidad, ya aprehendida y aprendida, algún elemento deja de estar presente, nuestras células espejo se negarán a desatender el hueco que lo sustituye, de tal forma que, emocionalmente, nace el sentimiento comúnmente conocido como "echar de menos", mientras que, racional e instintivamente, el resto de lo que nos conforma como seres humanos trabajará hábil y tenazmente por no someter a una parte de nuestro cerebro a un esfuerzo sin sentido (atender lo que no existe). Esto es La presencia por la ausencia, la fotografía en verso (la autora también es fotógrafa) de una, o muchas, ausencia, quizás la fotografía de un negativo, y la voluntad por dotar de significado, a través del significante de la metáfora, a una realidad difícilmente asumible, al no existir constancia tangible de ella. El paso, al ritmo de una suerte poética, por un duelo sin cadaver presente, y el intento por embellecer la negatividad ontológica que implica la existencia, esta sí, de cualquier vacío."

martes, 9 de octubre de 2012

ЛОДКА ЗА РАЯ *


En el puerto pesquero de Sozopol (Bulgaria)
* Barco al Paraíso
© Ilkhi, 2012

El agua del Mar Negro reflejaba la proa del barco crisolíticamente; la marea era una senda áurea que fluía y refluía recordando (como pozo de Mnemosine) a marineros y barcos que allí habían fondeado siglos atrás. Las maromas y chicotes, en torno al noray, recibían la luz oblicua de aquel crepúsculo que temía traspasar el umbral de las tinieblas.

En aquel momento, lo material y lo inmaterial se mostraron como papeles fotográficos sumergidos en la cubeta del Mar Negro en su proceso de virado al oro-selenio: se perpetuaron en el tiempo. El destino de este barco, evidentemente, era...РАЯ (El Paraíso)

 

domingo, 7 de octubre de 2012

El lapicero de las miradas autográficas

Cada cámara es "la otra mirada"
© Ilkhi, 2012

 Foto...grafiando
© Ilkhi, 2012
 
Estas cámaras llevaban  un estilo con el que se grababa/escribía el motivo, el lugar y la fecha de cada fotografía sobre la película a través de una abertura que tenían en su parte trasera, y acto seguido se exponía lo grabado al sol durante cinco segundos: la imagen y la escritura, hechos uno, con la luz como catalizador.

Veo, claramente, el concepto fotográfico como una herramienta visual y como un registro empírico-literal. Me viene a la memoria el primer libro ilustrado fotográficamente por William Henry Fox Talbot, The Pencil of Nature, en 1844.

Autorretratos que he sacado con la cámara que veis sobre estas líneas:
Kodak No.2 Folding Autographic Brownie de 1915.

 Autografiando las miradas
© Ilkhi, 2012

Gsús Bonilla hojeando un pasado que es presente

 Gsús hojeando el pasado...
Foto: © Ilkhi, 2012

Ayer se presentó el poemario de Gsús Bonilla, mi Padre, el rey, en la librería La Esquina del Zorro en Puente de Vallecas. Cuando Gsús habla de su barrio, Vallecas, se le iluminan los ojos, cuando recita sus poemas, también. La presentación la hizo Batania, leyó el prólogo escrito por él mismo (en el cual los elogios a la obra poética de Gsús no fueron gratuitos). Lo dejó bien claro Batania: "Yo sólo escribo prólogos a los poetas que me gustan". Después recitó de memoria su poema La Muerte, (por deseo expreso de Gsús) y nos puso la carne de gallina a más de uno.

Aquí no hay peloteo ni lanzamiento de flores, sino degustación de buena poesía, o al menos de la que a algunos nos agarra las entrañas y nos las zarandea con sentimientos encontrados.

El blog de Gsús Bonilla está (aquí)

Dejo este poema del libro de Gsús:

ANTES DEL BARRO
escribí:
había llovido y lo sabía.
tenía los pulmones encharcados
pero era capaz de respirar, o, quizá,
aquello fuese, el aliento estúpido
que sólo los pendientes de morir
-y no lo saben-
son capaces de expulsar. el caso es 
que de su boca huía
la belleza del gesto
como quien camina, descalzo, sobre las brasas.
lo mejor, sin duda,
era ver sangrar al arco iris; fijarse
en el extremo de uno de sus arcos
y ver cómo se escurre el pretexto de la nada; luego
después, valerse del óxido del hombre
para poner cara de tonto.
no se abrazará a tu cuello,
no se abrazará a tu cuello, me repetía.
no te besará los labios,
no te besará los labios, me repetía,
para concluir, al poco, sin embargo,
sí que te apretará tan fuerte el corazón
que va a dejar en evidencia
el monocromo de un te quiero;
vas a precisar , entonces,
un cepillo duro, me dije; y recalqué,
con más cerdas y apretar, también
la dentadura, y, sobre todo,
enjuagarte, más a menudo, la boca
antes de hablar.

ahora, vete ya, y deja a un lado
el pañuelo severo del tiempo, pensé, y
di, a quien tú quieras, que desde aquí
solo se atisba la precariedad del sol
y la mueca pusilánime, de un cualquiera.




























Foto: © Ilkhi, 2012


jueves, 4 de octubre de 2012

El tejado del Mall of Sofia no deja huella bajo su alero

El sí-lugar de Sofía
© Ilkhi, 2012


Paseaba con Maite por el Bulevar Aleksandar Stamboloski cuando me fijé en el Mall of Sofía (el primer centro comercial abierto en Bulgaria en 2006; en agosto de 2011 fue adquirido por Rockefeller Group International) lo que realmente vi fue una "catedral" del consumo exacerbado.

Este bello país (Bulgaria) vive esquizofrénicamente entre un modus vivendi propio de la pre-Revolución Industrial (como cuando Maite y yo atravesábamos el macizo del Ródope en un tren de vía estrecha y vimos cómo los agricultores todavía utilizan caballos de tiro y el arado romano para labrar sus tierras, o cuando vimos cómo viven en el extrarradio de Sofía entre basuras y detritus humanos) y una economía neoliberal que destruye todas la relaciones sociales que carecen de poder económico. Esta occidentalización (modelo neocapitalista) no hace sino ampliar las diferencias entre ricos y pobres. Desde hace más de dos siglos la modernización y el progreso han tendido a situar la tecnología y la economía por encima de la cultura local, y la eficiencia y el beneficio* por encima del sentimiento del Genius loci, lo cual ha llevado a la alienación, corrupción y nepotismo que ahora imperan en el mundo.

Aquí traigo las declaraciones críticas de un arquitecto búlgaro, Delcho Delchev, respecto al modus operandi de la administración búlgara en la transformación arquitectónica de Sofía.


"Es una locura destruir la identidad multicultural del Mercado de las Mujeres (en Sofía) Es más fácil para la administración dedicar millones de leva (moneda búlgara) para un cambio total del mercado (véase shopping mall) en lugar de transformar y mejorarlo utilizando sus aspectos positivos"

Respecto a la fotografía que encabeza esta entrada: he fotografiado estas cañerías que están en la acera opuesta al Mall of Sofia, pues me parecen una alegoría de la situación sociopolítica búlgara. El tejado del Mall of Sofia no deja huella bajo su alero. Maite y yo llevamos el sí-lugar serdicense en nuestros cerebros.

 *Beneficio en la peor de sus acepciones : sacar provecho de todo sin escrúpulo alguno y sin tener en cuenta las consecuencias. La matraca tan repetida de "el fin justifica los medios".

Mercado de las Mujeres en el Bulevar Stefan Stambolov (Sofía)
Foto: © Maite Sánchez Sempere, 2012

miércoles, 3 de octubre de 2012

Deslizamiento de la hélice y el timón en el tiempo

Sozopol, Mar Negro, Bulgaria
© Ilkhi, 2012

El trompe-l'oeil del tiempo

Miré al tiempo y contemplé admirado sus ágiles y precisas pinceladas sobre la madera y el metal. Me apercibí de cómo se deshacía del pasado a través de estratos infinitos. Sin duda, esta hélice y su timón transmitieron vida y sentido a las olas que los acompañaron. Reconocí como si fueran míos, los ojos con los que el tiempo miraba al mundo sin inmutarse. Las tinieblas del tiempo se volvieron luz y color. Por un momento, sentí que el tiempo viejo y el nuevo se mezclaban indisolublemente.

De este modo, terminé sintiendo en mi interior lo que perdura y perece a través del tiempo... lo sentí en este Mar Negro donde palpita la luz como un corazón eterno.