sábado, 12 de enero de 2019

El lugar en el que Wittgenstein sintió un bien infinito

Esta es una fotografía parcial del mapa con el que viajé por Noruega en 1988. Recuerdo cómo cada día al amanecer trazaba sobre el mapa con un bolígrafo la ruta por la que íbamos a pasar. Aún veo en mi memoria la tinta fresca del bolígrafo, brillando sobre el papel offset del mapa de Noruega, bajo los rayos de aquel sol septentrional.

Sin embargo, entonces yo no sabía que en una ladera escarpada del fiordo Lustrafjorden (una rama del gran fiordo Sognefjord), junto a la localidad de Skjolden, había estado construida (desde 1915 hasta 1951) la cabaña en la que Wittgenstein había escrito algunos de sus pensamientos filosóficos. Ahora sólo quedan los cimientos de la cabaña como una ruina conceptual de aquel "giro lingüístico" que promovió Wittgenstein al mostrar el límite irrebasable de la expresión de los pensamientos.

En diciembre de 1913, Wittgenstein escribió una carta a Bertrand Russell desde Skjolden (Noruega). Con muy pocas palabras le contaba cómo se sentía en aquel paisaje agreste de Noruega: "Die Einsamkeit hier tut mir unendlich wohl und ich glaube, dass ich das Leben unter Menschen jetzt nicht vertrüge". (Aquí la soledad me hace un bien infinito, y creo que ahora no toleraría la vida entre personas.)

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