miércoles, 15 de diciembre de 2021

Las pseudoparadojas de El infinito en un junco

He leído esta frase de Irene Vallejo en su ensayo El infinito en un junco: "Se esconde aquí una atractiva paradoja: que todos podamos amar el pasado es un hecho profundamente revolucionario", y he dado un respingo.

No, Irene Vallejo, no es nada paradójico "que todos podamos amar el pasado es un hecho profundamente revolucionario", ya que si lo fuera, sería tanto como reconocer que la plebe ha conseguido los privilegios que en el pasado solo tenía la aristocracia, y nada más lejos de la realidad, pues los museos públicos no permiten la posesión de sus obras de arte —privilegio de la aristocracia— sino que se pueda acceder a esos lugares llamados "museos" para estudiarlas, ampliar el conocimiento y aplicar la crítica sobre cada una de ellas. No tiene nada de paradójico, en todo caso, es un hecho justo el que se tenga acceso a ese pasado.

Por otro lado, el plural inclusivo que utiliza Vallejo: "que todos podamos amar el pasado", dudo que sea una aspiración deseable por todos/as los/las ciudadanos/as —yo soy más partidario de conocer que de amar el pasado— y aún es más cuestionable que sea "un hecho profundamente revolucionario", ya que los/las que aman el pasado tienden a ser reaccionarios/as. Habría sido paradójico: un hecho aparentemente contrario a la lógica, si los/las ciudadanos/as revolucionarios/as el 18 de noviembre de 1793, el día en que se abrió por primera vez al público la pinacoteca del Louvre, se hubieran llevado a sus casas los cuadros de la Gran Galería, y lo hubieran rubricado con este dictum: "En casa de todo revolucionario debe haber una obra de arte que poseyó la aristocracia".

lunes, 13 de diciembre de 2021

"You shouldn't follow the machine"

Tipo de letra New Alphabet diseñada por Wim Crouwel en 1967

En 1967, cuando el tipógrafo holandés Wim Crouwel (1928 - 2019) diseñó el tipo de letra New Alphabet, algunos de sus colegas le dijeron: "You shouldn't follow the machine, the machine should follow us". A lo que Crouwel contestó: "Well, ok, but it will take another 20 years before the machine can follow us".

Dos años antes, en febrero de 1965, Wim Crouwel había ido con su padre a la exposición Generative Computergrafik en Stuttgart (Alemania), allí vio la primera máquina que digitalizaba la tipografía. Para Crouwel debió de ser una epifanía, pues aquellos píxeles prístinos no habían sido vistos impresos sobre papel hasta entonces. Vio de qué modo aquella máquina digital reproducía el tipo de letra Garamond, pero al mirar con el cuentahílos descubrió que los perfiles redondeados del tipo de letra Garamond los reproducía dentados debido a la baja definición en píxeles. Pensó que aquella máquina necesitaba un tipo de letra cuya forma no fuera orgánica, sino geométrica. Así que decidió adaptar su nuevo tipo de letra para aquella máquina digital, y el resultado fue el tipo de letra New Alphabet. Sin embargo, Crouwel siempre pensó que aquel tipo de letra no sería utilizado en el futuro, salvo de modo puntual.

Por fortuna, Crouwel no siguió aquellos consejos de sus colegas: "no deberías seguir a la máquina, la máquina es la que debería seguirnos", consecuentemente, gracias a su perseverancia tenemos uno de los más bellos tipos de letra. Después de todo, los logros de la técnica nunca han excedido su límite potencial.