lunes, 18 de abril de 2022

La brevedad de la cultura metamorfoseada en el tiempo

De izquierda a derecha: foto de un protobifaz olduvayense de la región del Sáhara atlántico Guelmim-Esmara, fotógrafo: José Manuel Benito Álvarez, 2007, y foto de una mano de Henry Moore, fotógrafo: Antony Armstrong-Jones, 1983.

Cuando Antony Armstrong-Jones fotografió una mano de Henry Moore en 1983 —foto de la derecha— el escultor tenía 85 años. Se puede ver cómo acoge una pequeña escultura en el cuenco de su mano. Con estas dos fotos se sintetizada la perspicuidad simbiótica de la cabeza y la mano que se extiende desde ese protobifaz olduvayense —foto de la izquierda— que imaginó un homínido hace 2 millones de años hasta esa pequeña escultura de Henry Moore.

martes, 12 de abril de 2022

Quebradura coexistencial en un doble viaje temporal

Era el 21 de diciembre de 2001. Yo viajaba en un autobús desde Burgos a Santo Domingo de Silos, entonces escuché a uno de los dos ancianos que iban sentados justo detrás de mí, cómo le decía a su compañero: "El otro día me encontré con Inocencio, y me fijé que tiene ojos de macho* viejo".

Aquella frase me trasladó en el tiempo a 1967 —cuando yo tenía ocho años— y recordé cómo entonces me había fijado en las pupilas de algunos machos viejos, en las que se reflejaba la decrepitud del animal, tal y como aquel viejo agricultor, mediante ese símil, los vinculaba acertadamente a los ojos de su viejo amigo Inocencio.

A su vez, me di cuenta de cómo las nuevas generaciones no habrían entendido el significado de esta frase. No solo por la brecha generacional y la desaparición paulatina de esta acepción de la palabra "macho", sino, sobre todo, por la brecha coexistencial del ser humano con animales y plantas.

Habitualmente olvidamos que la creación de signos por parte de todos los seres sintientes es un continuo que quebrantamos sin cesar.

En este doble viaje temporal: 20 años atrás para contar la anécdota de 2001, y 34 años más atrás para rememorar un momento de mi infancia, no hay un anhelo de nostalgia, sino una reflexión etológica.

* Macho = mulo