domingo, 28 de febrero de 2021

Recuerdos de la "Tacita de Plata"

 2 de diciembre de 2001

Recuerdo a Franciska pletórica como un mascarón de proa cruzando el cabo de Hornos en la peor de sus tormentas, y cómo permanecía impertérrita ante "a shot across the bows".

lunes, 15 de febrero de 2021

Lo/el contingente del muelle de Uribitarte

Fragmento de un plano de Bilbao, en 1835, con la isla de Uribitarte.


Utilizo la palabra contingente con una doble acepción; por una lado, como un adjetivo: algo que pudo o no pudo suceder; por otro lado, como un sustantivo: grupo de personas que colaboran en alguna circunstancia.

El contingente de artistas que tenían sus talleres en el muelle de Uribitarte (Bilbao) desde 1982 a 1988 (alguno como Pello Irazu hasta finales de los años 90) eran: Ángel Bados, Txomin Badiola, Pello Irazu, María Luisa Fernández, Juan Luis Moraza, Elena Mendizabal, Darío Urzay y José Chavete.

No utilizaré la etiqueta _ _ _ _ _   _ _ _ _ _ _ _ _ _   _ _ _ _ _ con la que la prensa bautizó en 1985 a este contingente del muelle de Uribitarte que tuvo un pasado y tiene un presente; se trataba de un sustantivo custodiado por dos adjetivos imprecisos que nunca me han parecido adecuados.

El topónimo Uribitarte me parece una premonición, ya que Uribitarte en euskera significa (entre dos aguas); algo que nadie lo diría si ha visto este paraje bilbaíno en los últimos 150 años. El nombre de Uribitarte le viene dado porque fue una isleta artificial en el río Nervión (de ahí lo de "entre dos aguas"). En 1654, a la altura de donde ahora está el puente Zubizuri, excavaron un nuevo brazo al río Nervión para facilitar la navegabilidad y desaguar por él las crecidas del río que anegaban la zona baja de Abando y el Casco Viejo; pero a partir de 1870 fue rellenado el cauce natural que bordeaba la isleta por el lado sudoeste, dejando para el uso fluvial el tramo artificial que había sido excavado en el siglo XVII. Consecuentemente la isleta desapareció, pero el topónimo persistió.

Los/las artistas que tuvieron sus talleres en aquel edificio industrial perteneciente a la Autoridad Portuaria de Bilbao también estaban "entre dos aguas", puesto que si bien es cierto que ellos/ellas miraban a un pasado artístico más o menos lejano, no es menos cierto que, paulatinamente, rompieron las cadenas que les ataban a un artista moderno como Jorge Oteiza, por lo tanto, excavaron otro cauce artístico. Por otro lado, en mi opinión se hallaban ligados/as tanto al término heideggeriano Destruktion (un desmontaje crítico de las teorías del pasado) como al posterior término derridiano Déconstruction (una dé-sédimentation de todos los significados).

El párrafo que transcribo a continuación fue escrito por Txomin Badiola en 1981 para el catálogo de su exposición en el Aula de Cultura de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao.
La visión de la realidad y de sus problemas resulta antigua, y así, las soluciones son también anticuadas: Huelgas de hambre, torturas, feudalismo, movilizaciones espartaquianas de masas, crucificados, héroes, pasotas, enfermeras que despiertan a sus enfermos para darles pastillas para dormir, representantes, representantes de representantes, representantes de representantes de representantes, etc.

En el año 2021, cuarenta años después, constatamos que las soluciones que ahora se aplican para ver la realidad son igual de anticuadas que entonces y, lo que es más preocupante, en algunos casos son peores.

El escultor Txomin Badiola comienza su libro titulado MALFORMALISMO, Caniche Editorial, 2019, con esta pregunta "¿Hay alguien ahí?..." Pues bien, quizás a finales del siglo XXII alguien, ante la pantalla de su ordenador, se pregunte (cambiando el tiempo verbal y el adverbio de lugar) — ¿Hubo alguien allí?...

Hace años que desapareció el edificio del muelle de Uribitarte en donde estuvieron los talleres. Espero y, sobre todo, deseo que para el año 2197 las futuras generaciones de artistas hayan excavado múltiples cauces artísticos y recuerden a estos/estas artistas que contribuyeron a dragar el excelso río del conocimiento.

Bajo estas líneas dejo algunas obras que estos/estas artistas realizaron en los talleres del muelle de Uribitarte.


Ángel Bados, exposición Mitos y Delitos en el Aula de Cultura (Bilbao), 1985


Txomin Badiola, Bastardo Ur-Nammu (bronce y hierro) 1985.


Estela Ur-Nammu del III milenio a. C. en la que se inspiró Txomin Badiola


Elena Mendizabal, Caja metafísica con asa, 1983


María Luisa Fernández, Artistas ideales, 1990


Pello Irazu, La tierra que duerme, 1986


viernes, 5 de febrero de 2021

La visibilidad tipográfica en LA CUÑA VERDE

Bancal de cebollas en el huerto LA CUÑA VERDE

© Ilkhi, 2021


En 1932, la tipógrafa estadounidense Beatrice Warde escribió un ensayo titulado: La copa de cristal (los caracteres de imprenta deben ser invisibles). Warde, en este ensayo, venía a decir que un texto es como un buen vino, y que la tipografía no es más que un mero recipiente que debe pasar inadvertido, "ser invisible".

Esta metáfora resulta atractiva, pero es una falacia, pues cualquier texto (su contenido semántico) de por sí es invisible, y solo se hace visible gracias a la tipografía. Por lo tanto, nunca puede haber una tipografía que sea invisible. Ya que si un tipo de letra no es identificado por la mayoría de los/as lectores/as, no significa que sea "invisible", sino que esos/as lectores/as son ignorantes por su desconocimiento de los órdenes estilísticos de la tipografía.

El campo de la tipografía es tan diverso como el de la botánica, por consiguiente, he hecho visible con estas tipografías las diversas plantas y árboles que hay en el huerto LA CUÑA VERDE. Ya lo dijo el tipógrafo británico Eric Gill: "Letters are things, not pictures of things". Y como tales "cosas" yo las trato, dándoles diversas formas, pues del formalismo no podemos escapar.

La tipografía llamada "vasca", en su origen, no fue diseñada por tipógrafos, sino por canteros que tallaban las letras en piedra o madera. Aquellos tallistas descubrieron que al perfilar el contorno de una letra con el cincel o la gubia, estaban trazando un perfil paralelo que servía para la letra siguiente. También descubrieron la versatilidad de los caracteres tipográficos, ya que pueden ser dibujados por yuxtaposición, concentración, ligadura y por agrupamiento de distintos tamaños de letra, es decir, descubrieron una manera infinita de diseñar tipografías.

El tipógrafo británico Stanley Morison, en 1930, ya había sembrado la semilla anestética con respecto a la tipografía en su libro First Principles of Typography, cuando escribió: "Typography is the efficient means to an essentially utilitarian and only accidentally aesthetic end, for enjoyment of patterns is rarely the reader's chief aim".

Precisamente, el virus "utilitarian" es demoledor y deja a la estética totalmente asolada en el campo de la tipografía.