A finales de la década de 1990 leí mucha literatura e historia española del siglo XIX, me encontré, entre otras, con estas locuciones adverbiales: "con tres luegos" y la variante "a luego, luego, luego", en el siglo XIX significaban: (a toda prisa, rápidamente, sin dilación). En español de España, en la actualidad, están en desuso, excepto en algunos países hispanohablantes de América. Me fascinó el comportamiento diacrónico de la palabra LUEGO: del latín loco, ablativo del sustantivo locus = lugar (en latín tenía el doble significado de espacio y de tiempo). En castellano derivó a un significado eminentemente temporal, pues la palabra luego era mucho menos utilizada con un sentido locativo, salvo en sintagmas como este: "allí luego" (cuando iba acompañada de los adverbios de lugar "ahí" y "allí"), a pesar de que, hoy en día, sigue estando latente el significado espacial. El carácter polisémico de esta palabra me adentró en mundos perceptivos que me eran desconocidos hasta entonces.
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