Fotografía al colodión húmedo sacada desde el monte Miravilla,
se puede ver la mina San Luis en Bilbao a finales del siglo XIX
La villa de Bilbao como un poblachón vizcaíno que fue y es, a pesar del Museo Guggenheim Bilbao, el rascacielos Torre Iberdrola y de los vertidos contaminantes de HCH-lindano que se volcaron en esta mina después de ser abandonada. Luego vendrían las toneladas de cemento, acero, cristal y polímeros que han derramado sobre este paisaje, sin embargo, no dejará de ser ese poblachón vizcaíno.
El paisaje de esta fotografía fue el que más vi y disfruté en mi infancia. No fue necesario que yo naciera en el siglo XIX para que viera, durante la década de 1960, esta explotación minera con un aspecto muy similar a como se ve en esta foto. La mayoría de las casas que se ven en la fotografía —nací en una de ellas— no fueron derribadas hasta 1998, y las pocas que quedaron en pie fueron derruidas el año 2006. Ya lo dijo Karl Marx: "Alles Ständische und Stehende verdampft".
Esta fotografía se caracteriza por sus círculos de confusión que, con su ambigüedad en la definición, asolan inexorablemente la historia mediante el noema barthesiano: "cela a été".
La paleta de colores con la que aquel paisaje impregnaba mis retinas eran los verdes, ocres y grises; todos ellos en los más variados tonos imaginables e inimaginables: estos últimos son los que más celosamente guardo en mi memoria.
El paisaje de esta fotografía fue el que más vi y disfruté en mi infancia. No fue necesario que yo naciera en el siglo XIX para que viera, durante la década de 1960, esta explotación minera con un aspecto muy similar a como se ve en esta foto. La mayoría de las casas que se ven en la fotografía —nací en una de ellas— no fueron derribadas hasta 1998, y las pocas que quedaron en pie fueron derruidas el año 2006. Ya lo dijo Karl Marx: "Alles Ständische und Stehende verdampft".
Esta fotografía se caracteriza por sus círculos de confusión que, con su ambigüedad en la definición, asolan inexorablemente la historia mediante el noema barthesiano: "cela a été".
La paleta de colores con la que aquel paisaje impregnaba mis retinas eran los verdes, ocres y grises; todos ellos en los más variados tonos imaginables e inimaginables: estos últimos son los que más celosamente guardo en mi memoria.
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