Un idioma ya no es una cuestión de identidad ni de cultura. Si con algo se identifican los/as ciudadanos/as es con el omnímodo Mercado, es decir, el nacional - economicismo que asola el planeta. Cada vez importa menos el contexto de una cultura específica, lo que prima es una valoración utilitarista de datos e ideas cuyo resultado es el triunfo de la cultura hegemónica de turno: darwinismo social, filológico y geopolítico. El hecho de que un idioma no tenga equivalencias léxicas para determinados vocablos y sintagmas en otro idioma, parece no inquietar a nadie. El uniforme de camuflaje del hard power se confecciona con la abyección del soft power.
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