1 de julio de 2006
Si bien Karl Marx dijo en 1844 que la religión es el opio del pueblo, no es menos cierto que ese opio no difiere en gran medida de la "farlopa" ideológica que los neoliberales han suministrado al pueblo durante las tres últimas décadas. Ahora se puede ver el trastorno postraumático que han dejado la excitación, euforia y anestesia "cocainómana" promovidas por el capitalismo.
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