14 de mayo de 2006
Aún me acuerdo de algunas de mis compañeras de clase en Oxford. Durante el invierno y primavera de 1990, aquellas japonesas se distinguían por sus modales orientales en una ciudad tan occidental como Oxford; su piel la recuerdo como el "tacto" óptico de una porcelana oribe. Cuando me las encontraba por la ciudad, todavía recuerdo cómo me saludaban desde el otro lado de Cornmarket Street, cómo me decían a voz en grito Enjoy yourself!!! mientras en sus caras se dibujaban aquellas sonrisas que para mí siempre serán oxonienses.
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