Desde los albores del pensamiento se ha tratado de clarificar los conceptos abstractos. Se ha intentado explicarlos, interpretarlos y entenderlos con mayor precisión, pero la arteriosclerosis que cada vez más padece el academicismo no deja ver más allá de los lugares comunes que la convención ratifica con pensamientos amurallados. Sólo los intervalos de la heurística son capaces de minar esos muros de convención.
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