2 de febrero de 2003
He recordado cómo un pintor italiano al que conocí en San Lorenzo del Escorial me dijo que le gustaría saber todo lo que pasa por la cabeza de alguien que acuda a ver sus cuadros, sólo con mirar la cabeza del/a espectador/a que esté mirando sus pinturas. Él lo decía como si el ser humano tuviera una deficiencia sensorial, al no poder percibir todos los pensamientos de los demás sin tener que recurrir a esos códigos imperfectos como son los visuales, auditivos, gestuales y lingüísticos.
He recordado cómo un pintor italiano al que conocí en San Lorenzo del Escorial me dijo que le gustaría saber todo lo que pasa por la cabeza de alguien que acuda a ver sus cuadros, sólo con mirar la cabeza del/a espectador/a que esté mirando sus pinturas. Él lo decía como si el ser humano tuviera una deficiencia sensorial, al no poder percibir todos los pensamientos de los demás sin tener que recurrir a esos códigos imperfectos como son los visuales, auditivos, gestuales y lingüísticos.
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