Gogoz eta bihotzez esan eustan
© Ilkhi, 2015
Aquella tarde de verano me dedicaba a caminar como un flâneur por los alrededores de la Plaza de la Lealtad, cuando, súbitamente, me vino este pensamiento. "Que el sol, la lluvia y el agua de mar no desgasten el cabo de la corredera de nuestro amor, el mismo que ha aguantado tantas millas náuticas." Me senté en un banco cercano y me dispuse a transcribirlo en mi diario. En ese mismo momento un grupo de jóvenes británicas venía charlando animadamente por el Paseo del Prado, probablemente acababan de salir de la pinacoteca Museo del Prado. Una de las chicas se separó del grupo y se dirigió al banco en donde yo estaba. Una sonrisa iluminaba su cara cuando con voz dulce y atiplada me dijo.
- It's beautiful.
- Ta muchly - le contesté un poco consternado, pues me sorprendió su acción.
Su sonrisa no era un mero cumplido de cortesía, como tantas veces había visto en la vieja Inglaterra, por el contrario, era una muestra de satisfacción totalmente espontánea. Evidentemente, ella no sabía lo que yo estaba escribiendo, pero intuyó la belleza que contenía aquel momento. El poeta John Keats ya lo había sentido y escrito en 1819 en los últimos versos de su poema Ode on a Grecian urn "Beauty is truth, truth beauty" - that is all / Ye know on earth, and all ye need to know."
¿En qué se había fijado aquella chica? ¿En lo peculiar de mi alargalápiz, con el que estaba escribiendo, al que había añadido una rama de taray? ¿En el diminuto diario sobre el que escribía? ¿En mi sonrisa que como el filo de una navaja se plegaba sobre mis labios?
- It's beautiful.
- Ta muchly - le contesté un poco consternado, pues me sorprendió su acción.
Su sonrisa no era un mero cumplido de cortesía, como tantas veces había visto en la vieja Inglaterra, por el contrario, era una muestra de satisfacción totalmente espontánea. Evidentemente, ella no sabía lo que yo estaba escribiendo, pero intuyó la belleza que contenía aquel momento. El poeta John Keats ya lo había sentido y escrito en 1819 en los últimos versos de su poema Ode on a Grecian urn "Beauty is truth, truth beauty" - that is all / Ye know on earth, and all ye need to know."
¿En qué se había fijado aquella chica? ¿En lo peculiar de mi alargalápiz, con el que estaba escribiendo, al que había añadido una rama de taray? ¿En el diminuto diario sobre el que escribía? ¿En mi sonrisa que como el filo de una navaja se plegaba sobre mis labios?
Nunca lo sabré, pues ella se alejó tímidamente después de oír mi agradecimiento, acto seguido, su sonrisa y su figura se desvanecieron en el espacio-tiempo de aquella tarde de verano.
Aquella chica rubicunda, cuya trenza caía sobre su pecho izquierdo como una cascada de felicidad, exclamó, al igual que Keats ante la urna griega, lo que su verdad le incitaba a decir "It's beautiful" "Truth beauty".
Aquella chica rubicunda, cuya trenza caía sobre su pecho izquierdo como una cascada de felicidad, exclamó, al igual que Keats ante la urna griega, lo que su verdad le incitaba a decir "It's beautiful" "Truth beauty".
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