El pueblo deseoso de remedios, necesitado en realidad de suministradores nada románticos, sufre la existencia de insensatos que reparten el explosivo plástico C-4 del conde de Gobineau, el chaleco con Kevlar de Byung-Chul Han o las balas semiencamisadas de Ernesto Laclau. En resumen, los componentes más letales o los artilugios más exóticos y menos adecuados para este momento histórico.
Completamente de acuerdo. Se han utilizado instrumentos caducos para un problema del siglo XXI. Y así estamos...
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