Homo Faber
Arte hilkorra (El intervalo mortal)
© Ilkhi, 2015
Si la fotografía fuera una mera descripción del aspecto que tienen los objetos o sujetos, no se podría decir que es arte, por lo tanto, el modernismo de finales del siglo XIX se dedicó a cultivar lo "fotográfico" como concepto que elevara la fotografía a la categoría de arte. Esto duraría hasta los años 70 del siglo XX, cuando artistas sin ningún conocimiento de la técnica fotográfica (algunos se vanagloriaban de su ignorancia) utilizaban fotografías en sus obras de arte, e incluso llegaron a ser más valorados que los que practicaban la fotografía tradicional. Es a partir de entonces cuando los lugares naturales se convirtieron en imágenes aculturadas y codificadas. De hecho, la gran mayoría de la gente ya no conoce los lugares, sino que los REconoce a través de imágenes que fosilizan el pasado en el presente.
Peter Henry Emerson, en 1886, cuando tenía 30 años de edad, abandonó su profesión de médico y se dedicó a escribir ensayos y crítica sobre fotografía, además de exponer con éxito sus propias fotografías en diversos salones. En 1889 publicó un ensayo titulado Naturalistic Photography for Students of the Art (Fotografía Naturalista para Estudiantes del Arte) en el que hacía una defensa a ultranza de la fotografía como un arte puro. Emerson para argumentar su postura se basó en las teorías óptico psicológicas del fisiólogo y físico alemán Herman von Helmholtz. Tan solo un año más tarde, en 1890, publicó un nuevo ensayo titulado The Death of Naturalistic Photography (La Muerte de la Fotografía Naturalista) en el que se retractaba de todo lo dicho en el ensayo anterior, hasta tal punto que llegó a comprar y destruir todos los ejemplares que pudo de su anterior libro. Esta ambigüedad y autocorrección de Peter Henry Emerson llega hasta nuestros días, eso sí, lo hace elevado a la enésima potencia. Por un lado, la alta tecnología materializa las imágenes a través del hardware y software de programación. Por otro lado, la fotografía actual ya no solo registra impresiones del mundo físico, sino que codifica determinadas teorías científicas y las convierte en imágenes. Evidentemente, todo esto está muy lejos de la pureza "naturalista" a la que aspiraba Peter Henry Emerson. Sin embargo, mientras sigamos siendo esclavos de nuestras "herramientas semióticas" y discutiendo si la fotografía es arte o no, la percepción como descubrimiento vital se irá desvaneciendo paulatinamente.
De igual modo que el modernismo se dedicó a cultivar lo "fotográfico" para que los museos y galerías abrieran sus puertas a la fotografía y la reconocieran como arte, el posmodernismo actual se dedica a cultivar lo "ecléctico /ambiguo" como sello de identidad de su Zeitgeist. El gran problema del posmodernismo es que su concepto crítico abarca todo lo considerado "posible" (como muy bien apunta la filósofa Marina Garcés: viven "en las prisiones de lo posible") lo que les lleva a diluirse en la ambigüedad.
En mi opinión, los artistas no somos cartógrafos de un mundo escaneado hasta su último metro cuadrado, sino exploradores de un mundo realmente desconocido.
Muy de acuerdo. Esto me hace recordar aquello tan famoso que dijo Goethe: "Si yo pinto un perro tan exactamente como a mi perro, naturalmente tendré dos perros, pero no una obra de arte". ¡Abrazos cachicuernos!!!
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